Los menores jugaron con todo el armamento.
Los menores jugaron con todo el armamento.
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EFE

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En Tailandia, los niños juegan con armas de guerra en su día nacional

Este evento prende el debate entre los defensores del "orgullo" del cuerpo castrense y quienes denuncian la ocasión como parte del adoctrinamiento militar de los más jóvenes.

En las afueras de Bangkok, los cuarteles se llenaron este sábado de menores que jugaron con rifles, tanques y armas de guerra durante un acto que coincidió con la celebración del día nacional del niño y que para algunos está cargado de polémica.

Esta visita anual, que tiene lugar el segundo sábado de enero, prende el debate entre los defensores del "orgullo" del cuerpo castrense y quienes denuncian la ocasión como parte del adoctrinamiento militar de los más jóvenes.

"A los niños les gusta y se sienten animados jugando con las armas (reales). Aprecian el orgullo de ser militar y (defender) la patria", declaró a Efe el cabo Jivakit Bumrungphol, quien comentó que su padre le llevaba a estas actividades cuando era pequeño y ese es uno de los motivos por los cuales se unió al Ejército.

En esta edición de puertas abiertas los efectivos presentaron los tanques VT4 recientemente adquiridos a China, bajo el lema: "El Real Ejército tailandés: cultivar el sentido común, altruismo y los trabajos del rey para el desarrollo sostenible en los jóvenes".

En la muestra de equipamiento militar dispuesta en el campamento de la Segunda División de Caballería del Ejército Real de Tailandia los menores camparon a sus anchas mientras trepaban por más de una veintena de vehículos anfibio, helicópteros, tanquetas, camiones o cañones antiaéreos, entre otros equipamientos del arsenal.

Nine, de 8 años, se alzó sobre los dedos de sus pies para alcanzar la mira del brillante M-16, un fusil de fabricación estadounidense utilizado por primera vez en la Guerra de Vietnam.

Un soldado le instruyó en cómo colocar el arma sobre el hombro, inclinar ligeramente la cabeza, mirar por el objetivo, tomar aire y apretar el gatillo, aunque esta vez el rifle no tenía munición.

"Estoy disfrutando mucho, las armas no pesan mucho y son fácil de utilizar", asegura el niño, ataviado con una camiseta verde de camuflaje militar, entre el incesante griterío.

Una algarabía que igualmente se forma alrededor de lanzacohetes y cañones antiaéreos mientras los menores posan con rostro jovial para ser retratados por sus progenitores.

Pavin Chachavalpongpun, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Kyoto, opina que el ritual sirve de "adoctrinamiento" para que los jóvenes se familiaricen con la posición "eminente" del Ejército en la sociedad y los principios de "sacrificio y seguridad nacional" en lugar de crear una "sociedad de paz".

"Este adoctrinamiento es un éxito a juzgar por los numerosos golpes de Estado sucedidos desde 1932 -cuando se puso fin a la monarquía absoluta- y la poca resistencia con la que se han encontrado desde entonces", zanja el académico en un correo electrónico enviado a Efe desde su autoexilio para evitar a la justicia tailandesa por un delito de insultos contra la Corona.

A pesar de la polémica, que también se plasma en columnas de opinión de algunos periódicos, nadie ha elevado al actual Gobierno castrense una queja formal para prohibir la jornada que se celebra en decenas de cuarteles en todo el país.

En el día del niño del año pasado, un piloto pereció al estrellarse el caza que dirigía durante una exhibición aérea en el aeropuerto de Don Muang ante la presencia de los menores.

El Ejército mantiene un papel relevante tanto en la sociedad como en el devenir político de Tailandia, donde desde el fin del absolutismo monárquico los militares han asestado 19 golpes de Estado, doce de ellos con éxito.

La última asonada, ocurrida en mayo de 2014, aupó al poder al general Prayut Chan-ocha, actual primer ministro, con cuya figura de cartón-piedra los niños se fotografiaban hoy en la Casa del Gobierno.

En 2014, la junta militar gobernante inició una campaña educativa para promocionar "12 valores" entre los niños, centrada en la defensa de las autoridades y la monarquía.

Todos los varones de Tailandia están llamados a filas al cumplir los 21 años para un servicio militar de dos años, aunque lo pueden evitar si durante el instituto se enrolan como voluntarios para un programa de entrenamiento una vez por semana durante tres cursos escolares.

A principios de abril, las autoridades castrenses celebran un sorteo anual para cubrir el cupo de reclutas, al que están exentos aquellos con problemas de salud o declarados no aptos.

Durante esta especie de lotería quienes saquen de una urna opaca la tarjeta roja irán a barracones, mientras los que extraen una tarjeta negra quedarán libres de realizar el servicio militar.

En ocasiones se han denunciado manipulaciones en la rifa para que los vástagos de la élite tailandesa, previo pago de un supuesto soborno, se libren de ser cadetes.

EFE

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