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Las siete vidas del Zurdo López

Milton Zambrano Pérez

Milton Zambrano Pérez

Si el “nuevo” técnico quiere superar las 7 vidas del gato en Junior deberá oír la voz de la hinchada y armar un equipo sólido.

Regresó otra vez Miguel Ángel López a la dirección técnica del Atlético Junior. Vuelve después de la crisis de Alexis García, un dirigente que él promovió y cuyo fracaso fue inducido por las mismas causas que hacen naufragar a todos los directores técnicos: mal juego y pésimos resultados (Alexis le adicionó a su irregular gestión una elevada dosis de inseguridad de novato y una verborrea agresiva, las cuales provocaron su expulsión por la puerta de atrás del cuadro rojiblanco).

Reaparece el Zurdo López al comando de la divisa de nuestros amores. Esta es la séptima vez que asume como Director Técnico, luego de una historia personal donde ha habido de todo: malos resultados, buenos resultados, salidas catastróficas y hasta títulos nacionales e internacionales, con angustia y milagro incluidos (2004, Junior Campeón, la quinta estrella después de ganarle 3-0 a Nacional aquí y caer 5-2 allá, para definir el campeonato por la vía de los pénales, que es siempre el azar y el milagro juntos).

A la afición le molestó que la familia Char llamara de nuevo a Miguel Ángel para timonear al Junior. “Otra vez el Zurdo” fue la expresión de moda en los corrillos futbolísticos, como manifestación de un disgusto colectivo ante un personaje que provocaba fastidio por ser percibido como una especie de caramelo repetido.

Ese “otra vez tal” solo se escucha en los medios (y en las calles) cuando el Senador y su familia deciden traer por enésima vez al banquillo del Junior al colombo-uruguayo Julio Avelino Comesaña quien, para variar, sonaba de nuevo muy fuerte para dirigir al conjunto al presentarse el hundimiento de Alexis García. En eso del “otra vez tal” el Zurdo y Julio parecen hermanos gemelos.

Los dueños del onceno se decidieron por el que estaba más cerca y con contrato de Manager General. Esto último debió pesar mucho, y también el hecho de que es muy difícil conseguir un técnico con experiencia internacional, que conociera el medio colombiano y las entrañas del Junior.

El Zurdo tiene recorrido internacional; ha dirigido en Argentina, México, Arabia Saudita, España y Colombia, ganando campeonatos en condiciones difíciles y con cuadros de renombre. Es uno de los extranjeros que más sabe del fútbol nacional y, para rematar, quiere al Junior con un amor de amante que ha superado casi todas las pruebas.

Pero, ¿cómo podría borrar la imagen de caramelo repetido sembrada en la afición barranquillera? Deberá de pisar suavecito, evitando los excesos verbales de Alexis, lo que en su caso no es difícil pues siempre fue bastante parco, condición que en la actualidad es una ventaja (casi una virtud) antes que un defecto.

Para disolver su imagen desgastada, el técnico López tendrá que eludir las extralimitaciones arrogantes del profesor Comesaña, quien se ganó un expresivo sobrenombre (Pelo ‘e Burra, lo bautizaron) por contrariar lo que el aficionado quería, a veces sin razones de peso y exhibiendo siempre un comportamiento pendenciero digno de cualquier boxeador de muelle.

El Zurdo posee algunas ventajas: ya ostenta sobrenombre, habla poco y atesora mucha experiencia. Además, dice conocer lo que le gusta a la afición, o sea, el buen juego, las victorias y los títulos. Solo resta que cumpla con los tres axiomas del éxito futbolístico: que el Junior gane, que le guste a todos y que al concluir el año acaricie la estrella número ocho.

Si el “nuevo” técnico quiere superar las siete vidas del gato en la dirección del amado y sufrido Junior deberá hacer lo que más le conviene: oír la voz de la hinchada (que es la que manda a la hora de la circulación de boletas), armar un equipo sólido en defensa y distribuir bien a los talentosos para modelar una zona media y de atacantes alegre, eficiente y con disposición de hacer feliz a la tribuna.

Si gana, gusta, golea y sale campeón quizá no logre superar a Sir Alex Ferguson pero seguramente desplazará (sin ninguna duda) al autoproclamado mejor técnico del Junior de todos los tiempos, el colombo-uruguayo Julio Avelino Comesaña. Y es seguro que al progresar todo de esa manera, los aficionados (viendo a su equipo triunfante) olvidarán que él es el técnico, borrando de la memoria su imagen fatigada de caramelo repetido.

En consecuencia, el triunfo del Zurdo en su séptima oportunidad dirigiendo al Junior depende de que use con holgura sus vastos conocimientos, de que sea perspicaz y prudente al conectar con el público y de que sepa esconderse (sin hablar mucho) detrás de un equipo bien armado, con buen juego y con mucha eficacia en la defensa y el ataque.

Lo que le espera en el futuro al Zurdo López depende de él y solo de él. Su caída quizá le cerrará para siempre la puerta de la dirección técnica del Junior; pero una buena gesta le dará la razón a los dueños del club demostrando, de paso, que no siempre el caramelo repetido es la peor opción. Amanecerá y veremos, como decía un locutor deportivo ya fallecido.

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