Tomás Manuel Maldonado Cera.
Tomás Manuel Maldonado Cera.
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“Yo soy un angelito de Dios”: Así recuerdan vecinos que decía Tomás Maldonado cuando le preguntaban por crímenes

Habitantes del sector aseguran que en el barrio “todos sabían de las víctimas de alias “El satánico”.

Como una persona callada, reservada y de “pocos amigos”, recuerdan a Tomás Maldonado Cera vecinos del barrio. Lo califican como una persona que joven era “muy aislada” y nunca se le vio como a los otros jóvenes que andan en grupos jugando.

Tomás Maldonado, además de vivir en el mismo barrio, coincidió en el Inem con varios vecinos de Bellarena.

Comentan vecinos  que hacia el año 2002 en el barrio Bellarena ya lo señalaban como responsable del homicidio de un joven adolescente de 15 años, hijo de una profesora. “El cuerpo lo abrieron y le metieron piedras”, dijo. Miguel Gil Rodríguez era el nombre de la víctima.

Ese es el primer crimen, que recuerdan vecinos de Bellarena, se le endilga a alias El Satánico”. “Ya había prestado el servicio militar”.

Vecinos aseguran que a Tomás “siempre se le veía una sonrisa rara”. Y sostienen que en el barrio eran vox populi sus andanzas. “Para nadie es un secreto que él es un asesino en serie" comentó una mujer.

Se recuerda que cuando comenzó a correr la versión de los múltiples homicidios de novias y amigos le preguntaron si era cierta esa versión. “Yo soy un angelito de Dios” , respondía.

Cuando los crímenes que, presuntamente, había cometido Tomás Maldonado ya eran de público conocimiento, una amiga recibió una invitación de su compañero de infancia. Sin embargo otras amigas “la alertaron”. “Él me enamoraba a pesar de todo”, añade una vecina.

“A mí siempre me gustó él, y él me mamaba gallo, pero nunca fuimos novios”, agregó una vecina en su diálogo con Zona Cero. En el barrio surgió la alerta entre la comunidad.  “Toda mujer que sale con él, las mata”, se decía en el sector.

Pese a las versiones que había en Bellarena, “él era muy amable al momento de saludar a la gente del barrio”, relató otro habitante del sector.

A Tomás, quien en una época trabajó como vigilante, se le vio con frecuencia en los últimos días haciendo llamadas telefónicas desde una venta de minutos que hay muy cerca de su casa.

La última vez que lo vieron los vecinos fue dos días antes de su captura. “En el barrio su captura no fue sorpresa porque todo el mundo sabía”.

 

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