El médico psiquiatra Patricio García De Caro.
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Zona Cero

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"Lo primero que llama la atención es la extraordinaria capacidad de encantar o seducir de Dayana": psiquiatra

El psiquiatra Patricio García De Caro sostuvo que "la relación pasional o afectiva se rompió" cuando "cada uno comenzó a inculpar al otro de ser el inductor".

Desde el mismo momento del homicidio del médico legista Eduardo Pinto Viloria, el pasado 4  de mayo, los investigadores sin tener que indagar mucho sabían que no se trataba de un robo. Lejos de pensar los autores del crimen que estaban saliéndose con la suya por la discreción de las autoridades para dar hipótesis, lo que se estaba preparando era un caso que, por honor a la víctima, debía resolverse sin el más mínimo de los errores. 

ZonaCero consultó con el médico psiquiatra Patricio García De Caro sobre el caso que tiene conmocionada la Costa Caribe y según el especialista, “este crimen aberrante va a dar mucho qué hacer a las autoridades, a la Fiscalía que ilustra el proceso y a los abogados que participarán en el litigio".

García, quien ha estado pendiente del caso, a través de todo lo publicado por este medio, dijo que “lo primero que llama la atención es la extraordinaria capacidad de encantar o seducir de Dayana. Era capaz de relacionarse con dos hombres y tenerlos a ambos contentos, al esposo Eduardo Pinto, a quien le aparentaba un relación completamente normal, y al chofer de la familia Johan Beltrán”.

Sostuvo que esto “queda revelado en lo siguiente: una vez quedan capturados por el homicidio  por la Policía y se encuentran suficientes pruebas que lo comprometen a ambos inmediatamente la relación pasional o afectiva se rompió, cada uno comenzó a inculpar al otro de ser el inductor. Entonces, él le pide disculpas a la familia del occiso diciendo que había sido manipulado e inducido, y ella a su vez afirma que él era un chinche al cual no podía despegar de su lado”.

“Se rompió la relación inmediatamente y eso indica que no estaba construida sobre la base de honestidad, de valores y de afectos, que existían intereses compartidos: yo gano esto y tu ganas lo otro. Yo te utilizo, tu cumples mis órdenes y tendrás parte del botín que yo consiga”, añadió.

Manifestó que “el problema no era quitar a Eduardo Pinto del camino. El reto de la pareja era quedarse con todos los beneficios económicos que se derivarían por su muerte”.

El psiquiatra calificó de “aleve” el achacarle al difunto Pinto una disfunción eréctil. “Es degradante e insultante como el mismo crimen”, sostuvo García De Caro.

Agregó que “las disfunciones eréctiles son frecuentes, tienen una forma de tratamiento específico. Se trataba de un  profesional con capacidad de consultar un urólogo o psiquiatra o médico de confianza que hubiese podido ayudarlo y, finalmente, la función sexual no es ninguna parte esencial de la vida en pareja o de un matrimonio. Muchas parejas conviven renunciando a la vida sexual porque están fuertemente unidas por el amor. En otras palabras cuando una pareja tiene una buena relación afectiva el desempeño sexual del uno u otro importa poco”.

Trastornos encubiertos

El psiquiatra llamó la atención a la sociedad barranquillera sobre la problemática global de los trastornos mentales encubiertos o no diagnosticados oportunamente en personas que parecen normales, que se relacionan con nosotros como si fuesen sanos. 

“Son personalidades encantadoras, seductoras, deslumbrantes a primera vista. Después que establecen una relación empática con las personas y que la mantienen por algún tiempo, una vez que han ganado la confianza del otro, comienzan a demandar muchas veces excesivos suministros de todo tipo, por ejemplo, favores sexuales, dineros”, sostuvo García.

Dijo que hay muchas “personas que se casan con otra con un interés únicamente utilitarista, ofreciendo unos dotes adónicos y, posteriormente, frustrando a la persona, maltratándola y  haciéndola sufrir. En pocas palabras, hay personas que parecen ser deslumbrantes, fantásticas, que encantan a primera vista , pero después se muestran manipuladores con una enorme tendencia a utilizar al otro”.

“Seducen, utilizan y desprecian; esa es la triada más característica”, manifestó.

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