Elkin Núñez Cabarcas al lado de la centenaria puerta que dio origen a la 'Puerta de Oro' de Colombia.
Elkin Núñez Cabarcas al lado de la centenaria puerta que dio origen a la 'Puerta de Oro' de Colombia.
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Cristian Mercado.

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¿Sabe usted por qué a Barranquilla le dieron el nombre de ‘Puerta de Oro’ de Colombia?

Una centenario portón guarda el génesis del título más glorioso de la ciudad.

El sol estaba en un punto candente y la brisa de aquellas fechas apenas era suficiente para sofocar el calor que el Presidente de la República Mariano Ospina Pérez sentía con su traje de saco y corbata.

Era un habitante del páramo descendido a Barranquilla con motivo de protagonizar un suceso que marcaría un hito en la historia de la ciudad.

En su posición de Presidente de la República hizo disparar salvas de aplausos en el estadio Municipal, cuando con firme voz aseguró ante la concurrencia que lo miraba fijamente, ese 9 de diciembre de 1946, que Barranquilla era el “pórtico dorado de la nación”. Una primera base para la frase que hoy es la ‘Puerta de Oro de Colombia’.

Pero este hecho de la historia, que bien pareciera el principio de un relato del avance de la ciudad, es en realidad solo el desenlace de una historia de prosperidad que empezó cien años antes y que llevó al país a un crecimiento económico sin precedentes en su historia. Barranquilla generaba los mejores dividendos en Colombia. Y los generó por más de 80 años.

La historia la sabe de memoria  Elkin Núñez Cabarcas, quien ataviado con su impoluta bata blanca, pasa sus días rodeado por hojas de papel amarillo y libros con olor a viejo que resguardan el patrimonio histórico de la ciudad. Como archivista de la Biblioteca Piloto de la Aduana esculca palmo a palmo los detalles detrás de la frase ‘Puerta de Oro’.

Elkin Nuñez Cabarcas se dispone a abrir la bóveda.

“Tiene sus antecedentes a mediados de 1845, cuando la primera Aduana se estableció en el Castillo de Salgar. Su posición estratégica llevaba a que el control de mercancía no fuera el óptimo. A partir de 1875 la Aduana fue trasladada a la ciudad de Barranquilla y se improvisó en la misma zona dónde está ahora, en unas pequeñas oficinas que no lograban recaudar todo lo que venía del ‘viejo mundo’. Se decidió establecer una estructura más formal y el 20 de enero de 1919 el Presidente de la República, Marco Fidel Suárez, colocó la primera piedra de la actual estructura del edificio de la Aduana, que luego fue el primer monumento nacional erigido en la ciudad”, explicó Elkin.

Elkin repasa la historia de esta ciudad y atiende con cuidado la petición de usuarios curiosos que todos los días llegan a la biblioteca. Pero de vez en cuando deja caer desde detrás de sus lentes una mirada sobre una pesada puerta de caja fuerte empotrada en la pared a la izquierda de su escritorio.

“Esta puerta de la caja fuerte hace una historia propia de esto”, manifestó Elkin a Zona Cero. “Va a tener cien años de estar aquí, alojada en el primer piso de esta edificación. Tiene una alta dimensión y un peso descomunal”, aseguró.

El mecanismo interno de la puerta de seguridad se mantiene intacto.

La pesada puerta es parte fundamental de esta ciudad, pues Núñez Cabarcas se atreve a señalar a dicha estructura como la génesis del nacimiento de la expresión ‘Puerta de Oro’. Hace una pausa y ante la pregunta concuerda perfectamente en que ese montón de hierro centenario bien encarna la leyenda. Y pasa a explicar lo siguiente:  

“Esta caja fuerte fue traída de Ohio, fue hecha por una de las empresas más importantes a nivel mundial que generaban en producción en serie este tipo de estructuras que cumplian la misión de conservar y guardar títulos valores, lingotes, ya fueran de oro o de plata, cédulas hipotecarias y el mismo control del flete de la mercancía que transportaba el ferrocarril. Esta era la famosa caja de caudales del Puerto de Barranquilla”.

El portón trae en su parte interior en una placa plateada original desde su construcción con algunos detalles acerca de sus orígenes. ‘Diseñada y construida por Herringhall Marvin Safe Co.’. Una empresa, que según la misma inscripción en inglés, funcionaba en la ciudad de Hamilton, Ohio, desde donde fue enviada, y en la ciudad de Nueva York.

Se puede observar la placa original que trae información del fabricante.

Hay unos indicios de la forma en que llega al puerto marítimo de Puerto Colombia y causó un caos por su movimiento, traslado e instalación. Esto generó que se modificara la estructura original del edificio, debido al gran peso. Tenía unas paredes de un grosor inmenso, acordonado con los mismos rieles del ferrocarril de Bolívar”, describió.

Con la construcción de la hermosa edificación republicana de la Aduana de Barranquilla y la entrada en funcionamiento del Ferrocarril Bolívar que traía las mercancías y productos desde el puerto del muelle marítimo de Puerto Colombia, se disparó a niveles casi inmanejables la cantidad de fletes y dineros que recauda la ciudad. Literalmente, se bañaban en oro y plata.

“Acá se manejaba mucho el oro en polvo, que era una parte fundamental del intercambio para la legalización de mercancía. Era lo más fácil de mover en pequeños frascos, así como los lingotes de oro y de plata”, ajustó Elkin.

La puerta está empotrada en la biblioteca de la Aduana.

En la protección de todo este recaudo del erario, la puerta de la bóveda de Herringhall Marvin Safe Co. fue una verdadera aliada, en especial por su diseño que salvaguardaba el progreso del país y sus enormes riquezas.

“Tenía una división inicial de candados, puntos específicos de control de seguridad: un arca triclave que estaba en control del Administrador de la Aduana, con el Contador y el Revisor Fiscal, que eran las personas encargadas de abrir y cerrar la bóveda, estando los tres presentes al tiempo. En su momento fue la más grande del país, con una seguridad única”, reseñó.

A simple vista es posible apreciar la fortaleza del sistema de seguridad. Gigantescos pernos la mantienen colgando de la pared, mientras que por dentro se ven los engranajes, en reluciente acero, los cuales accionaban los seguros que la hacían inamovible ante cualquier intento de robo. Bueno, casi.

El intrincado mecanismo de seguridad que mantenía asegurada la puerta.

Pese a que para poder abrir la caja era indispensable que los tres encargados estuvieran juntos para accionar las llaves, más la combinación, diarios de la década del veinte sostienen que varios fueron sorprendidos intentando huir con algunas de sus riquezas.

“El proceso de corrupción en nuestro medio es de vieja data también. Si nosotros nos ponemos a buscar en la prensa de la época, entre 1920, 1922, 1924, ya teníamos noticia de que alguno utilizó la benevolencia de alguno de estos tres controladores de la caja fuerte. La noticia era casi que calcada en esos años: ‘cae pillo que intentaba huir por el puerto marítimo de Puerto Colombia con tres frascos de oro en polvo en su maleta. Por mucha seguridad que tuviera la caja fuerte, había corrupción”, destacó Nuñez Cabarcas.

Para abir la puerta el arca de triclave tenía que ser accionada por tres personas al tiempo.

Tal es la fortaleza de nuestra centenaria puerta, que aún permanece en su sitio original desviada apenas unos pocos milímetros por los movimientos telúricos a través del siglo, lo cual últimamente origina problemas para cerrarla. Es por eso Elkin dio crédito cuando hace dos años, en medio del pepelo diario de la investigación, encontró un viejo periódico que hablaba de la resistencia de la caja.

“Entregando documentación a un usuario, descubrí en la prensa una nota de después del 6 de agosto de 1945, relacionada con la bomba atómica lanzada sobre Nagasaki (Japón, Segunda Guerra Mundial), una noticia de una agencia internacional en donde estaba la fotografía de una caja fuerte igual a la nuestra. Luego de leerla el asombro fue grande: decía que la única cosa que había sobrevivido a la explosión fue una caja como esta”, enfatizó.

Toda esa seguridad impenetrable y esos réditos a la pujante nación colombiana de mediados de los cuarenta, fue lo que llevó a la próspera Barranquilla a quedarse con la sede de los Juegos Centroamericanos de 1946. La ciudad se ganó además de escenarios deportivos, el remoquete que hoy en día es su marca de identidad.

Gigantes pernos mantienen fijada a la gigantesca y pesada puerta a una pared reforzada.

“Eso fue en los quintos Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe que se ejecutaron aquí en la ciudad. El escenario directo fue el Estadio Municipal, hoy Romelio Martínez. Fue algo apoteósico porque el Presidente de la República, Mariano Ospina Pérez, en ese momento, en pleno discurso, evaluó el proceso de la ciudad para el desarrollo del país y consideró tajantemente, en una frase que marcó el proceso histórico, el 9 de diciembre de 1946, y por la cual recibió un aplauso unísono, que debía bautizar a Barranquilla como la ‘Puerta de Oro de Colombia’. La génesis estuvo detrás de esa puerta”, cerró apuntando con el dedo al portón de la caja fuerte.

Casi 72 años luego de ese título concedido, y que hoy hace parte de la cultura popular, inmortalizada en canciones, murales, poesías y pinturas, la ciudad cierra la brecha luego de sus horas más oscuras. Nuevamente Barranquilla abrirá su ‘Puerta de Oro’ a los Juegos Centroamericanos y del Caribe, para relucir con ese brillo dorado e inoxidable que se hizo inmortal aquella tarde de alborozo decembrino.

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