Nuevo aeropuerto de carga de Barranquilla.
Nuevo aeropuerto de carga de Barranquilla.
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Nuevo terminal de carga del ‘Ernesto Cortissoz’, ¿un 'elefante blanco alado’?

Está construido a un lado del medio remodelado terminal aéreo, pero no presta sus servicios.

Al conocerse el 'reversazo' de la suspensión de operaciones en la antigua terminal de carga del aeropuerto ‘Ernesto Cortissoz’, cuyo cierre se había anunciado por el mal estado de su infraestructura, surgen importantes interrogantes que requieren la atención de los interesados,  lo mismo que de las autoridades en la materia.

La carga aérea es una pieza fundamental del comercio, tanto nacional como internacional, y en esa medida una ciudad como Barranquilla demanda unas instalaciones adecuadas a su condición de importante puerto aéreo.

Las instalaciones de carga del aeropuerto ‘Ernesto Cortissoz’ distan mucho de reunir las mínimas condiciones operativas que se exigen para estos propósitos. Es más, se cae a pedazos como lo reconocieron la semana pasada las autoridades y el concesionario.

Las empresas que movilizan la carga aérea, sea esta nacional o internacional, luego de 8 años de haber sido entregado el aeropuerto en operación al Grupo Aeroportuario del Caribe (GAP), siguen funcionando muy precariamente en las ruinosas instalaciones del viejo terminal de pasajeros que funcionó como tal hasta principios de los años 80.

Vista aérea del nuevo aeropuerto de carga de Barranquilla.

Terminal de carga, otra gran frustración que deja GAP

Aparte de las muy criticadas falencias que presenta la cuestionable “modernización” del actual terminal de pasajeros, otra de las grandes frustraciones que le deja GAP a la ciudad a su paso por la operación de nuestro aeropuerto es, sin dudarlo, la ausencia de un terminal de carga decente y a la altura de las necesidades de la ciudad.

El contrato de concesión para la operación del ‘Ernesto Cortissoz’, vigente desde el año 2015, contempla la construcción y puesta en funcionamiento de un nuevo terminal de carga de 4.400 metros cuadrados con instalaciones modernas y funcionales, el cual debió entrar en servicio en el año 2018. Para 2024 debía realizarse una ampliación de 2.000 metros cuadrados adicionales con el objeto de atender el crecimiento de la demanda.

Las obligaciones contractuales a cargo del concesionario GAP, las cuales incumplió hasta decretarse la liquidación del contrato, incluían la construcción y operación de una terminal de carga aérea moderna, con las mejores especificaciones técnicas y de diseño para el adecuado manejo de mercancías, dotada, entre otras facilidades y equipos, de las siguientes:

Zona única de inspección no intrusiva de mercancías.

• Centro de inspección y tránsito agropecuario.

• Instalaciones para autoridades tales como Dian, Invima, ICA, Policía Antinarcóticos y Migración Colombia.

• Sistema de aire acondicionado para las personas.

• Cuartos fríos para conservación y congelación de alimentos.

• Sistema de ventilación para mercancía no perecedera.

• Sistema de extinción de incendios.

• Subestación y sistema de suplencia eléctrica

• Red de comunicaciones LAN para voz y datos, circuito cerrado de TV, control de accesos, sistema de intrusión, equipos de rayos X para inspección de mercancías y de detección de explosivos.

Con otrosí cambian sitio de la terminal de carga

El contrato de concesión había previsto que el nuevo terminal de carga sería construido en el mismo sitio donde ha venido funcionando esta actividad, es decir en el área del viejo terminal de pasajeros.

De acuerdo con el contrato, el concesionario GAP debía demoler los edificios existentes y realizar un trabajo de urbanización en una superficie mayor a los 9.000 metros cuadrados y, en tres fases, diseñar y construir la nueva terminal de carga.

La gran ventaja de esta ubicación es que adyacente a ella se encuentra la plataforma para el estacionamiento de las aeronaves que transportan exclusivamente la carga y cuya ampliación y adecuación también se contempló en el contrato de concesión.

De esta forma las operaciones de carga aérea se desarrollarían de manera óptima ya que tanto la plataforma como el terminal quedarían una al pie del otro, con lo cual se lograría una operación más funcional.

No obstante, una vez el contrato se encontraba en ejecución, esta obligación a cargo del concesionario fue modificada mediante un otrosí que se firmó en el mes de noviembre de 2019.

En este otrosí se estableció que el nuevo terminal de carga ya no quedaría en la zona adyacente a la plataforma, sino en una ubicación diferente, donde está construido en la actualidad: distante y sin acceso directo a plataforma de estacionamiento de los aviones de carga.

Esto, al contrario de lo inicialmente planteado en el contrato, dificulta y entorpece la operación de manejo de la carga aérea.

La realidad que observamos es muy diferente por cuanto la carga aérea siguió operando en las vetustas instalaciones del antiguo terminal de pasajeros hasta la semana anterior, cuando por el riesgo del colapso, fueron suspendidas.

Lo verdaderamente lamentable es que de acuerdo con información que dispone Zona Cero, el nuevo terminal de carga fue construido y terminado hace más de cuatro años y sin embargo nunca entró en funcionamiento por circunstancias que debería aclarar el concesionario GAP - Grupo Aeroportuario del Caribe.

¿Será que estamos frente a un “elefante blanco alado”?

Ante la reciente declaratoria de terminación anticipada del contrato de concesión, determinada en el laudo arbitral de la Cámara de Comercio de Bogotá, el futuro del aeropuerto ‘Ernesto Cortissoz’ es de total incertidumbre y las perspectivas de contar con un adecuado terminal de carga área se desvanecen.

Los concesionarios y la ANI le deben muchas explicaciones a Barranquilla por este nuevo incumplimiento. Grave para el comercio y la industria locales.

Vista aérea del nuevo aeropuerto de carga de Barranquilla.

 

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