Jackeline Atencio Martínez.
Jackeline Atencio Martínez.
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Zona Cero

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Madre e hijos se desahucian ante la demorada atención médica

Los tres se encuentran en grave estado de salud y ni con tutelas han podido lograr los oportunos tratamientos médicos que con urgencia les han diagnosticado.

Prácticamente desahuciados se encuentran una madre, su hijo y una hija adoptiva, por los graves cuadros clínicos que presentan.

Los tres se encuentran en delicado estado de salud, situación que cada día empeora debido a la demorada atención médica. Tanto los procedimientos como los tratamientos requeridos se encuentran inmersos en los anaqueles de las respectivas entidades de salud.

Es la dramática situación que padecen la licenciada cartagenera Jackeline María Atencio Martínez, su hijo César Jesús Pacheco Atencio (21 años) y su hija adoptiva María Angélica Grandeth Julio (21 años), todos residentes en la ciudad de Cartagena.

El drama inició desde el nacimiento de César Jesús, a quien, debido a su discapacidad física y por las graves complicaciones de salud que presentaba, los médicos no le dieron ninguna esperanza de vida superior a los 3 años.

A partir de ese momento, Jackeline Atencio se aferró a la salud de su hijo, quien con el paso del tiempo sigue registrando un cuadro clínico mayor.

A César Jesús se le diagnosticó el síndrome de Riley-Day, que en los portales sobre medicina es definido como “un trastorno que se hereda y que afecta la función de los nervios. Los síntomas están presentes desde el nacimiento y van empeorando con el tiempo y ocasiona que las personas no sientan dolor alguno (insensibilidad congénita al dolor)”.

Adicionalmente presenta: tumor hipofisiario más Hiperprolactinemia (trastorno por el cual la persona tiene un nivel anormalmente alto de la hormona prolactina en la sangre); Ginecomastia (agrandamiento patológico de una o ambas glándulas mamarias en el hombre); Hipotiroidismo (disminución de la actividad funcional de la glándula tiroides y el descenso de secreción de hormonas tiroideas) y síndrome metabólico (conjunto de trastornos que aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, un derrame cerebral y diabetes).

Igualmente, presenta síndrome neuroendocrino (caracterizado por la presencia de múltiples neurofibromas y manchas cutáneas características -manchas café con leche-, entre otras manifestaciones) y sangrado intenso debido a que en él cursa el trastorno hemorragiparo de la hemostasia primaria con defecto de funcionalidad plaquetaria tipo Von Willebrand (trastorno hemorrágico ocasionado por bajos niveles de proteína de la coagulación en la sangre)

.Adicionalmente, registra un cuadro depresivo, perdió la fuerza de pierna izquierda, permanece sudoroso y, según mamá, tiene la lengua ‘embolatada’ lo cual le genera problemas al hablar.

En su angustia por la salud de su hijo, contra todos los pronósticos y luchando contra un pasivo sistema de salud, Jackeline Atencio logró inicialmente que las diferentes entidades atendieran a César Jesús.

Sin embargo, esa atención también se ha deteriorado y ahora las entidades lo mantienen prácticamente en el abandono.

Es así como, en los últimos dos años ha tenido que librar una rigurosa batalla para que las entidades procedan a realizarle los procedimientos y tratamientos requeridos.

A César Jesús le ordenaron TAC de cráneo, TAC de tórax y citas de Reumatología y Traumatología en la Clínica General del Norte en Barranquilla; igualmente atención de Endocrinología y Hematólogo - Oncólogo en Medellín (incluyendo la intervención quirúrgica que fuese necesaria), además de cita urgente con Cardiología.

Para ello, Jackeline Atencio requirió los recursos para el desplazamiento, alojamiento y alimentación necesarios, lo cual le ha sido negado, ante lo cual recurrió a la acción de tutela invocando los derechos fundamentales a la vida, la salud, la integridad física y la dignidad humana.

A la acción de tutela fueron vinculadas la Clínica General del Norte, que fue liberada de toda responsabilidad por los despachos judiciales y Fiduprevisora como administradora de cuenta del Fondo Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio, que argumentó que “no somos superiores jerárquicos de las uniones temporales contratadas”, por lo cual también se sustrajo de dicho compromiso.

Como consecuencia de lo anterior, César Augusto sigue postrado en su casa, impotente e indefenso frente dos sistemas ineficientes (judicial y de salud).

Caso similar ocurre con la propia Jackeline Atencio, quien presenta patologías como depresión severa, isquemia cerebral transitoria, convulsiones, hipertensión arterial, insuficiencia renal y epilepsia, entre otras. Como consecuencia, tiene la autoestima deteriorada, sufre de ansiedad, de disminución del ánimo y tristeza.

Al igual que a su hijo César Jesús, le ordenaron remisiones para la Clínica General del Norte en Barranquilla, ocurriendo idéntica situación: le fueron negados los recursos para su desplazamiento, alojamiento y alimentación.

También presentó una acción de tutela invocando los derechos fundamentales a la salud física, la vida, la vida digna, seguridad social e integridad física. Esta acción tampoco le prosperó en los despachos judiciales de Cartagena.

Como coincidencia, tanto el de su hijo como el de ella corresponden a decisiones del Juzgado Tercero de Pequeñas Causas, que en el caso de Cesar Jesús declaró no probado el incumplimiento dentro del incidente de desacato que también fue interpuesto contra Fiduprevisora y la Clínica General del Norte, por lo cual no procedió a la imposición de sanción alguna contra esas entidades.

En su caso, Jackeline Atencio sostiene que, previamente, “conmigo han hecho lo que han querido. Desde Cartagena me enviaron donde un Reumatólogo y allá (en Barranquilla) me atendió otro y no tengo ninguna mejoría. El Inmunólogo me envió a un Endocrinólogo y me mandaron a otro. Han hecho todo lo contrario. Cada vez estoy más deteriorada y hace un año que no los veo (a los especialistas)”.

Idéntica situación es la que sufre María Angélica Grandeth Julio, hija adoptiva de Jackeline Atencio Martínez.

Lo más reciente de su historia clínica, correspondiente al 1o. de febrero de este año, indica: “Anemia nutricional no especificada; paciente con trastorno hemorragiparo con alteración de la función plaquetaria con sangrado menor; mala tolerancia al ácido tranexámico y múltiples reacciones anafilácticas a drogas (reacción alérgica aguda y potencialmente mortal), seguimiento de tratamiento por inmunología)”.

Además, registra alto riesgo de convulsiones recurrentes, “debe tener acompañante permanente, se cita a control con laboratorios, seguimiento por dermatología”. Y concluye: “Riesgo inminente para la vida y salud del paciente al no suministrar el medicamento no POS”.

A María Angélica se le ordenó cita para este 8 de febrero en la Clínica General del Norte, no obstante, la EPS Sanitas también negó los recursos para el desplazamiento de ella y su acompañante hasta Barranquilla, por lo cual hubo que recurrir a una acción de tutela.

Mientras ello ocurre, Jackeline Atencio Martínez, una Licenciada de Pre Escolar, observa impotente cómo los tres “nos estamos desahuciando”, que los despachos judiciales nieguen sus justas reclamaciones y que las entidades de salud se muestren indolentes frente a estos graves casos .

“Cómo van a decir que esto no es prioridad. ¿Acaso tengo que esperar que mis hijos se mueran?”, dijo finalmente.

 

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