El escritor Gustavo López y la portada de su novela.
El escritor Gustavo López y la portada de su novela.
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El Espectador

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La "violencia sempiterna" de Colombia, plasmada en novela de Gustavo López

Lo que ocurrió entre la muerte del expresidente conservador Laureano Gómez (1950-1951) y la del cura guerrillero Camilo Torres.

En los 217 días que transcurrieron entre la muerte del expresidente conservador Laureano Gómez (1950-1951) y la del cura guerrillero Camilo Torres está condensado el hervidero que fue la violencia en el país, todavía inherente y que el escritor Gustavo López disecciona en su primera novela.

La intención de López (Caldas, 1958) al escribir "Los dormidos y los muertos" (Rey Naranjo) no era ejercer ningún juicio moral sobre aquella Colombia de los años 60, sino mostrarle a las generaciones actuales "que hubo un pasado que todavía nos escuece, que todavía nos duele".

"La novela se escribe con la intención de mostrar la violencia en la provincia porque nuestras violencias sempiternas han sido unas violencias rurales, marginales, periféricas", explicó López en una entrevista con Efe.

Para dibujar el retrato de aquella sociedad, López se vale de una familia ficticia de la ciudad de Manizales (centro), los Almanza, que está encabezada por un barbero conservador fanático de Laureano Gómez, Deogracias; un hijo mayor que sale del seminario para abrazar la lucha guerrillera, León, y un hijo menor, Eccehomo, que sigue los pasos de su hermano.

López admite que hay ciertos rasgos autobiográficos en la vida de los Almanza porque "un escritor escribe en cierta manera para exorcizar sus demonios, sus propios recuerdos, según la frase de (Mario) Vargas Llosa".

Por eso, Deogracias Almanza tiene la misma profesión que el padre de Gustavo López.

La novela, que fue presentada en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo), que terminó este lunes, transcurre en la ciudad de Manizales, capital de Caldas (centro), a la que López llegó cuando tenía cuatro años junto a sus 11 hermanos, provenientes de Aranzazu, un pueblo de los alrededores.

A diferencia de los López, los Almanza de la novela llegan a Manizales desde el departamento de Santander (noreste) huyendo de la violencia entre liberales y conservadores que vivió Colombia desde la década de los años 40.

"Los ojos del niño bien abiertos seguían fijos en el mazacote de coágulos y barro que salía de los ojos y las narinas de aquellos hombres que por fin traían hasta la casa de la familia Almanza en Manizales una imagen concreta de lo que todos llamaban la violencia", escribe el autor en las páginas del libro.

La historia está contada desde los ojos de Eccehomo, adolescente al inicio de la novela y que poco a poco va entrando en la madurez a medida que avanzan las páginas y entra en contacto con el mundo revolucionario de su hermano León.

Deogracias y León, padre e hijo, representan las dos almas de esa Colombia dividida: la "profunda, católica y ultramontana" y la que iba "emergiendo lentamente desde el caparazón", que intentaba "rectificar el camino".

"El problema es que la intención de esa generación se perdió en el abismo de la violencia. Si hubiera habido una forma distinta de acercarse al fenómeno de la ruptura con el padre, acercarse de otra manera a buscar un cambio no solo de estructuras sino de métodos hubiera sido otro el transcurrir de la Colombia de los 70", dice sobre la violencia guerrillera.

A lo que añade: "nosotros tenemos un afecto por lo fáctico, por el camino violento en vez de esperar y tener la suficiente solvencia intelectual de solucionar los problemas por otros medios".

El título de la novela se basa en una cita del escritor valenciano Rafael Chirbes en la que afirma "me dan mucho miedo esos muertos sin herederos en los que nos hemos convertido", y de los "dormidos" que permanecen impasibles a la violencia.

"Tenemos una realidad en la que los muertos nos hablan, nos indagan desde la historia violenta de este país. Y nos ha llevado a una situación en la cual la muerte se ha forjado como una cultura", sentencia.

Gustavo López afirma que no quiere convertirse en un autor de género y que escribió la novela "para aligerar el espíritu de todos esos recuerdos infantiles", por lo que añade: "A mí lo que me interesa es contar la historia pero ya dejar este capítulo cerrado y pasar a otros temas".

EFE

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