La del Cari, una crisis de 'alta complejidad'.
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La ESE Cari de Alta Complejidad: ¿Un hospital abierto, con servicios cerrados?

Disminución en camas, pacientes y servicios, pero crecen los gastos. Hospital carece de respaldo patrimonial para pagar acreencias.

Los resultados y la gestión de ESE Cari de Alta Complejidad no son tan saludables.

Por el contrario, reflejan un completo desorden contable. Por lo menos es lo que demuestran las cifras mostradas a la Supersalud y las que realmente verificó la Superintendencia del ramo. Las cuentas no cuadran, para mal de la Administración del Cari, en cabeza de su Gerente, Rocío Gamarra, y del presidente de la Junta Directiva, el Gobernador, Eduardo Verano De la Rosa.

Y si las cifras no cuadran, mucho menos la misión de la institución, que hoy, prácticamente, se ha convertido en un “hospital abierto, pero con los servicios cerrados”. Precisamente, por la pésima gestión verificada y comprobada, por la Superintendencia de Salud.

La prestación de servicios cada vez más va disminuyendo, en cuanto a número de camas, ofertas y ocupación.

En cambio, los gastos siguen creciendo mientras los ingresos se reducen hasta el punto de generar una pérdida promedio mensual de 1.549 millones de pesos. Realmente, existe un desequilibrio en la relación ingresos vs gastos, situación no solamente advertida y verificada por la Supersalud, sino también por la Revisora Fiscal a cargo de Obalo  Asesor, representada por Omeyda Badrán Loreo.

Precisamente, el más reciente informe de la Revisora señala una complicada situación financiera de la institución.

Por ejemplo, de las ventas facturadas a 31 de julio, solo se ha recaudado el 31,96%. Las cuentas por cobrar por servicios de salud ascienden a 95.523 millones 893 mil pesos, destacándose una cartera de difícil recaudo por 45.884 millones 64 mil pesos que comprende, entre otros conceptos, las acreencias de las EPS en liquidación y liquidadas, la mayoría de ellas rechazadas.

En este sentido, la Revisoría Fiscal le hizo un llamado a la Junta Directiva y a la administración del Hospital sobre la importancia que tiene la cartera para la institución, “ya que es el único activo de mayor cuantía y no refleja las cifras reales”.

Entre tanto, las cuentas por pagar, contablemente y conciliadas, ascienden a $76.435 millones, sin incluir los compromisos no legalizados por los acreedores y contabilizados como provisiones para deudas futuras por $15.322 millones, ni los recaudos a favor de terceros por ventas de aliados por $615 millones. Agregando los conceptos faltantes el gran total de cuentas por pagar sería de $92.372 millones.

Dentro de las cuentas por pagar las que tienen más de 361 días de antigüedad alcanzan los 40.853 millones 15 mil pesos.

Igualmente grave resulta la situación patrimonial. Según la Revisora, como consecuencia del déficit de los ejercicios anteriores y del presente, que ascienden a $-9.777 millones y $-10.132 millones, respectivamente, el patrimonio institucional del Hospital presenta un valor negativo de $-8.599 millones, cifra menor que el capital fiscal en más del 150%, “por lo que nuevamente se expresa que el Cari no cuenta con respaldo patrimonial para el pago de sus acreencias”.

A lo anterior se suma el hecho de que el déficit actual de $-10.132 millones podría incrementarse por el registro de glosas y devoluciones reflejadas en las cuentas de orden del estado de balance general, que ascienden a $13.182 millones.

Por otra parte, el cálculo de los indicadores anexados a los estados financieros, se observan distorsionados por la falta de registro de los compromisos no legalizados por los acreedores, contabilizados como una provisión.

“También  afecta el resultado de estos indicadores, el inadecuado registro de las glosas y devoluciones sobre la facturación. Teniendo en cuenta lo anteriormente descrito se halla que el Hospital no cuenta con capital de trabajo, ya que el resultado es negativo en $-77.994 millones”, reitera la Revisora.

A 31 de julio, la institución registró un acumulado de ingresos operacionales de $22.209 Millones, sin incluir las transferencias. Por su parte, el acumulado de los costos más gastos a la misma fecha ascienden a $30.334 millones, sin incluir los gastos estimados por depreciación ni los ajustes de ejercicios anteriores, “variación que denota el desequilibrio operacional del hospital”.

En el mismo periodo los ingresos disminuyeron en 37.03%, en comparación con el mismo lapso en 2016.

La falta de claridad en los estados contables ya había sido advertida por la Superintendencia de Salud, señalando hecho como que las glosas iniciales, en un alto porcentaje (12.3%), no se encuentran conciliadas con las entidades responsables de pago, por lo que se desconoce el impacto que las mismas puedan generar en la situación financiera de la Entidad.

Además, “existe un monto significativo de facturación pendiente de radicar de períodos anteriores, lo cual afecta de manera significativa la liquidez de la entidad dada su situación financiera; en su mayoría los costos y gastos de la vigencia 2017 se encuentran estimados, es decir, no corresponden a un pasivo exigible, son compromisos presupuestales no cobrados por los diferentes
terceros, sin embargo, no se tiene certeza de que sea una compra o servicio efectivamente adquirido o prestado, lo cual no permite conocer con exactitud si el valor estimado corresponde o
no a una obligación exigible”.

En términos generales, la Supersalud evidenció en los diferentes reportes de información discrepancias como las observadas en los datos certificados por las áreas de talento humano y facturación respecto de los estados financieros.

Definitivamente, la del Cari es una crisis de ‘alta complejidad’.

 

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