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La ‘Batalla del Chuchal’: valentía femenina ante la corona española

Se conmemoran 205 años de ese episodio histórico.

Durante el proceso de reconquista española, en la parte norte de la Nueva Granada, los intentos por establecer una libertad absoluta estaban en mente de muchos republicanos.

Ya en 1.811 Cartagena marca su diferencia y en tal sentido sus poblaciones aledañas no quedan rezagadas, la plaza de Barranquilla se preparaba para la llegada de los chapetones; los puntos estratégicos de defensa estaban a todo lo ancho y largo del río Magdalena, Santa Marta estaba en manos españolas y era seguro que la invasión entraría por esos lugares. Es así como se disponen a habilitar varios fortines improvisados, uno localizados por la Plaza de la Tenería y el otro por los Lados del Caño de las Tablazas. En estas labores bélicas cuyo asentamiento fue por muchos meses, se definió la labor femenina, ellas también hacían parte del contingente que cuidaba día a día los famosos polvorines; en tal sentido, los quehaceres eran compartidos hasta el último día donde se selló el reto de valentía en un grupo de damas de esta plaza para confrontar el deseo de ser libres.

Una vez expedido el decreto que la Cámara de Representantes del Estado de Cartagena de Indias, elevaba el sitio de Barranquilla a la categoría de Villa, y entregado en sesión especial por el Presidente Gobernador Manuel Rodríguez Torices, en el Cuartel General del Ejército de observación en dicho sitio, generaba un nuevo orden administrativo creado por dicha Junta de Gobierno en el sector de la nueva Villa, sitios de intercambio comercial ratificando también el puerto colonial de Sabanilla, el cual se había habilitado en 1811 para la exportación de muchos productos que le generarían a Cartagena unos grandes ingresos fiscales.

Por ello también se habilitaron punto de vigilancia o pequeños polvorines para la seguridad de la zona, el principal fue el ubicado en la parte superior de la ensenada de Sabanilla; el fortín de Santa Bárbara punto más antiguo habilitado por la Corona a mediados de 1621, construyéndose el fuerte de San Antonio.

Con el nuevo decreto la Junta Cartagenera demarcó un gran espacio de intercambio comercial; era un gran punto estratégico que ayudó en el fortalecimiento del ejército patriota y el sitio principal para la entrada de pertrechos y alimentos a las tropas.

Ya para 1812 en conformación con los Estados Confederados, es Santa Marta la única que no envía delegación, lo que deducía que esta zona seguía siendo fiel al régimen español; los intentos por conquistar esta zona realista estuvieron bajo el mando del Coronel Francés Pierre Labatut, quien Rodríguez Torices nombra “comandante en jefe de los ejércitos de Cartagena”. El contingente era aproximadamente de 200 nativos patriotas, quienes tomaron la plaza samaria en enero del siguiente año. Labatut colaboró con las fuerzas independentistas para tomar la ciudad de Santa Marta en 1813, años más tarde se retira de su servicio activo por desavenencias con los jefes rebeldes, inclusive con Simón Bolívar.

Pero la reacción realista se hizo evidente y toma beligerancia cuando la Corona Española retoma someter nuevamente la Nueva Granada con su plan estratégico de “Reconquista”. La población se subleva y se pierde la plaza de Santa Marta, La presencia ibérica queda representada en el Mariscal de Campo del Nuevo Reino de Granada, Francisco Montalvo, quien envía una comisión a Cartagena para negociar la rendición de la plaza. Cartagena no acepta y es nombrado el Capitán Valentín Capmani, el responsable de la expedición para atacar la Villa de Barranquilla por el Caño del Clarín.

Por tres frentes fue rodeada la Villa de Barranquilla, los patriotas esperaban en dos puntos estratégicos; Plaza de la Tenería y el “Fortín del Chuchal”, localizado donde hoy es Veranillo; todos demarcados frente a las tierras del Conde de Pestagua Don Andrés de Madariaga y ubicados en los puntos directos a las desembocaduras de los caños respectivos, posibles puntos vulnerables para la única entrada de los españoles a la plaza de Barranquilla.

Generalizando la orden, los niños, ancianos y mujeres tenían que abandonar la zona de guerra, pero no fue así; muchas mujeres se resistieron y se quedaron dispuestas a combatir, algunas empuñaron las armas y otras colaboraron con transportar los pertrechos necesarios para afrontar las tropas de Capmani.

El improvisado fortín no duró mucho defendiéndose, estaba localizado frente al Caño de las Compañías; una mala estrategia bélica la destruye en su totalidad, las bajas eran evidentes por lo que es debilitado el sitio estratégico, y fue por dicho punto donde una de las tres columnas de Capmani llega a la plaza y someten a la Villa de Barranquilla, aplicando drásticamente los requerimientos del Rey Español.

La valentía femenina que registra la historiografía local, como lo son las siete heroínas barranquilleras Juliana Miranda, María Concepción Martínez, Benedicta Vargas, María Josefa Cárdenas, Eugenia Cantillo, María Josefa Gutiérrez y Úrsula Puente, quienes colaboraron con la defensa de una Villa, antes de ser destruido por un descuido de ellos, acabaría con todo el arsenal de pólvora que tenían para defenderse, demostrando que la unidad patriota pudo defenderse a pesar que las tropas realistas le superaban ostensiblemente en varios frentes de conflicto. El combate en el Chuchal duro escasas horas, el enfrentamiento a pesar de ser improvisado, marcó la valentía de un pueblo unido que quería seguir libre desde aquel 11 de noviembre de 1.811.

La Plaza de Barranquilla es tomada por los lados del hoy Caño de la Auyama (antiguo Caño Arriba), se toman la Plaza de la Tenería, nombre adoptado para tal guarnición ya que dicho punto primitivamente se estableció una curtiembre. La Villa durante ocho días es incendiada y saqueada por las fuerzas chapetonas, dejando latente una evidencia de aquel sacrifico patriótico de la plaza de Barranquilla y ser otra zona, víctima de la Reconquista de Morillo. Capmani, llega con su cuadrilla y ataca la Villa de Barranquilla, la combate calle por calle, se apoderaron de población y botín de guerra, ejerciendo sobre sus moradores las mayores crueldades, el blanco de las persecuciones duró más de una semana, muchos patriotas se fueron huyendo a la vecina población de Sabanalarga.

Los enfoques reflexivos años posteriores y en pleno siglo XX lo analizó uno de los historiadores locales, como lo fue don Carlos González Rubio, quien resumía este episodio de la siguiente manera: “El 25 de abril de 1815, es una fecha luctuosa que debe conmemorarse cada año para recordar que esta ciudad dio su generoso contingente de sangre por la causa de nuestra independencia”.

A sus 205 años de este episodio como lo es la llamada ‘Batalla del Chuchal’, donde la valentía femenina marcó un proceso de defensa territorial y demarcando para nuestras glosas históricas de independencia, los actos heroicos de muchas matronas barranquilleras que colocaron su alma en pro de la defensa y libertad de una Villa llamada Barranquilla, rememoramos un episodio de coraje y valentía difícil de igualar. La plaza criolla de la arenosa fue defendida también por mujeres.

“La historia de Barranquilla no se encuentra en efemérides pobladas de charreteras. La historia es hija de los hombres y esta ciudad ha sido el producto de la tierra misma, ha sido determinada en oscuro designio y claro fulgor por la naturaleza. El hombre no ha hecho más que acompañarla”.[1]

Por Helkin Alberto Núñez Cabarcas 

(  ) Funcionario del Archivo Histórico del Atlántico.
 Presidente Fundación Marsolaire.

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