La draga Hang Jun 5001.
La draga Hang Jun 5001.
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En Barranquilla, así afecta al sector portuario la falta de un dragado eficiente

Pérdidas por cargas desviadas a otros puertos y en la cadena logística suman, en dos meses, $13.846 millones, además de los mayores costos para los consumidores finales.

Por José Granados Fernández
Twitter: @JoseGranadosF

Es como una gigantesca ola que en silencio golpea y deja daños económicos por todos lados. Así es la nueva crisis de navegabilidad en el Puerto de Barranquilla, que, por la falta de exigencias de Cormagdalena y Findeter al contratista Shanghai-Ingecon, ha causado pérdidas, hasta el momento, por $13.846 millones al sector portuario, a lo que deben sumarse las afectaciones que sufre el bolsillo de los consumidores finales.

Un informe de Asoportuaria, conocido por Emisora Atlántico y Zona Cero.com, tasa en 3,5 millones de dólares las pérdidas actuales debido a las restricciones que han afectado importaciones y exportaciones.

De acuerdo con la cronología del informe, resulta paradójico que las nuevas dificultades de navegabilidad comenzaron en la primera quincena de marzo, a pocos días de que la presidenta de Findeter, Sandra Gómez, firmó, acompañada por el director de Cormagdalena, Pedro Pablo Jurado, un segundo contrato con Shanghai-Ingecon por $22.873 millones para dragar 1.800.000 metros cúbicos de sedimentos hasta diciembre.

Pese a que está contratada la draga Hang Jun 5001, por la falta de profundidad en Bocas de Ceniza Asoportuaria reporta que, para que pudieran llegar a Barranquilla, en marzo fueron desviados a Cartagena o Santa Marta los barcos Ning Yue Hai, que aligeró 6.000 toneladas; Ruddy, 4.722 toneladas; Port Macau, 4.400 toneladas; Port Imabari, 9.050 toneladas y el Toxotis, 9.509 toneladas; y en abril Sea Voyager, que aligeró 12.087 toneladas; Josco Changzhou, 8.792 toneladas; Mila, 3.900 toneladas y Kitakami, 2.314 toneladas.

En total, señala el gremio portuario, la carga aligerada, es decir dejadas en otras ciudades fueron 60.774 toneladas.

Además, en marzo y abril no pudieron ser exportadas 10.186 toneladas. Los barcos PAC Altair no pudo sacar de Barranquilla 1.456 toneladas, el Port Macau 2.230, el Rubina 500 -Cormagdalena en una falsa noticia quiso atribuirle un récord de exportación con 39.959 toneladas- y el London no se llevó 6.000 toneladas.

El informe estima, también, que en marzo y abril dejaron de recibirse o de exportar otras 35.000 toneladas como carga adicional.

Asimismo, destaca los sobrecostos que en abril tuvo que pagar el importador que contrató el barco Orión Bay, que estuvo ocho días fondeado en Bocas de Ceniza esperando que mejoraran las condiciones de calado para ingresar con 24.500 toneladas.

El total de afectada en dos meses fue de 130.460 toneladas, resumió Asoportuaria.

“La industria marítima y portuaria de comercio exterior es una actividad comunitaria que le genera ingresos, lógicamente, a los puertos, pero además produce impuestos para el Distrito de Barranquilla; ingresos para los coteros, los agentes de aduana, los camioneros, para los que venden alimentos y otros sectores más. De manera que si hay menos carga se afecta toda una cadena”, opinó el experto en navegación y consultor portuaria Enrique Lequerica.

César Lorduy, congresista, subrayó que “en el sector portuario se aplica claramente aquello de que a mayor volumen disminuyen los costos”, y sostuvo que, por el contrario, “si hay menos carga se afectan no solo las operaciones portuarias, sino la parte tributaria distrital y toda una cadena de servicios logísticos que no podrán ser contratados”.

En un ejercicio a mano alzada con Emisora Atlántico y Zona Cero.com, Lequerica indicó que, por las 60.774 toneladas aligeradas en otros puertos, en Barranquilla dejaron de facturarse unos 243.000 dólares por uso de puertos y 182.000 dólares más en operaciones portuarias.

Igualmente, el llamado camioneo local dejó de recibir unos 303.000 dólares al no llevar esas 60.774 toneladas a las bodegas de cada importador.

Por dejar parte de sus cargas en otras ciudades, los importadores tuvieron que pagar entre 25.000 y 30.000 dólares por la recalada en otros puertos, es decir que como fueron nueve buques, eso suma 270.000 dólares en pagos extras.

Los días de demora de un buque que debió ir a otro puerto y volver a Barranquilla también tuvo un costo extra, cercano a los 150.000 dólares. Y traer las 60.774 toneladas a Barranquilla, en una operación de camioneo nacional, sumó 1.200.000 dólares, de acuerdo con los cálculos.

“Todos estos gastos extras terminan en última afectando al consumidor final, afectando el bolsillo de las familias”, subrayó Lequerica.

Efectos similares sufrieron los exportadores al enviar menos carga a un comprador en el exterior, lo que le genera gastos quedarse con parte de sus productos en bodega cuando el objetivo era enviarlos al exterior, comentó Lorduy.

Esta es la realidad de la falta de competitividad en el Puerto de Barranquilla, que más allá de afectar de manera primaria al sector portuario, termina dañando la economía de la ciudad, mientras que en Bogotá, Findeter y Cormagdalena, siguen, a lo lejos, sin exigirles al contratista Shanghai-Ingecon y al cuestionado interventor IEH Grucon resultados efectivos en el multimillonario dragado que está en ejecución.

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