El milagro del barranquillero que superó el Covid-19 después de 29 días en UCI y 24 en coma inducido
Su esposa también dio positivo, pero sus dos hijos menores y su suegra, de 70 años, no se contagiaron.
El caso del barranquillero de 45 años de edad que superó el Covid-19 en la clínica Portoazul, el primero en Colombia utilizando la Terapia Ecmo (Oxigenación por membrana extracorpórea), es un verdadero milagro de Dios.
Para su esposa, quien se encuentra aislada, pues también resultó contagiada con coronavirus, lo que sucedió con su pareja y en todo el entorno de esta historia, confirma la existencia de Dios y que todo se puede “con oraciones a él”.
La forma de contagio de su esposo es “un misterio” pues pese a que trabaja en el área administrativa de una clínica oncológica de la ciudad, cuando se confirmó que él había resultado positivo, a todos sus compañeros les practicaron la prueba y salieron negativo.
La mujer contó a Zona Cero que todo comenzó el sábado 28 de marzo, tres días después de haberse iniciado la cuarentena en el país. Su marido fue llevado a la EPS pero allí le dijeron que era una virosis y regresó a su casa.
El lunes 30 de marzo le persistían la tos y la fiebre, por lo que volvió a la EPS y allí le dijeron que era una bronquitis. “Que se cuidara”. En casa, empeoró, la fiebre cada día era más alta, la insuficiencia respiratoria persistía y la tos era constante.
Un día después, miércoles 1o. de abril, cuando el cuadro clínico empeoraba, estuvo nuevamente en la EPS y de allí fue remitido de urgencia a la Clínica del Caribe, en donde de inmediato ingresó a la Unidad de Cuidados Intensivos. Al tercer día fue intubado al empeorar su estado de salud y le indicaron un “coma inducido”.
Con la voz entrecortada contó la mujer que los médicos le dijeron, transcurridos los primeros diez días de hospitalización, que “ya no podían controlarlo”. Su esposo “no respondía al tratamiento y presentaba mucha deficiencia respiratoria, así estuviera intubado”.
El 11 de abril fue confirmado por el Instituto Nacional de Salud como positivo de Covid-19.
En medio de ese delicado estado de salud, el domingo 12 de abril se complicó hasta el punto de llegar a un “pronóstico reservado”. Los médicos la llamaron y le pidieron a ella y a la familia “fortaleza”. Las esperanzas estaban perdidas.
A la medianoche de ese día, un intensivista la llamó a las 11:30 de la noche, le sugirió como única alternativa, un procedimiento llamado Terapia Ecmo (Oxigenación por membrana extracorpórea). “Es una forma de oxigenación de la sangre”, explicó la mujer.
“O corremos el riesgo de hacerlo o nos quedamos con las manos cruzadas”, le dijeron. Ella autorizó en ese último aliento de supervivencia que le quedaba al hombre con quien comparte su vida. Para ello, lo trasladaron a la Clínica Portoazul.
Ya era la 1:30 de la madrugada del lunes 13 de abril cuando le practicaron la primera terapia que “milagrosamente toleró”.
Para el 18 de abril, cinco días de comenzar la terapias Ecmo, el hombre comenzó a presentar signos de recuperación.
“Fue tanta la oración y la tolerancia a la terapia Ecmo” que el 30 de abril logró salir del lugar en donde estuvo desde el primer día de ese mes: la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica del Caribe, primero, y luego de la Portoazul.
Finalmente, el hombre fue dado de alta el viernes 1o de mayo y salió de la Clínica Portoazul en medio de aplausos.
El otro drama y el otro milagro
Mientras padecía también el sufrimiento de su esposo, la mujer, de 33 años, vivía en su interior otro drama.
Nunca acompañó a su marido en sus primeras recaídas de salud desde el 28 de marzo “por temor a un contagio en la EPS”. Sin embargo, el 4 de abril comenzó a sentir que “no tenía olfato ni gusto”.
Pese a que no presentaba síntomas, como su esposo, que ya para ese entonces era sospechoso de Covid-19, el lunes 6 de abril le practicaron la prueba que dos días después le fue confirmada como positivo.
Desde ese día permanece aislada, asintomática aún, pero protegiéndose ella y protegiendo a su mamá de 70 años y a sus dos pequeños hijos de 10 y 12, que en otro milagro de Dios, “no se han contagiado”.
Este martes a la mujer se le practicó la cuarta prueba de Covid-19, que en las tres ocasiones anteriores resultó positiva. Ella está en una habitación aislada, su esposo convaleciente está en otra; y su mamá y los niños, en una tercera habitación.