Evento "Vamos Guajira" en la institución etnoeducativa Maleiwamana.
Evento "Vamos Guajira" en la institución etnoeducativa Maleiwamana.
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EFE

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Con 'Vamos Colombia', La Guajira pone en práctica la reconciliación

Más de 200 personas de 22 empresas llegaron a la zona como parte del voluntariado.

Los lechos de ríos secos de la desolada Guajira colombiana han sido testigos de las consecuencias del conflicto y de la falta de agua, pero durante tres días atestiguaron cómo esta región es sinónimo de reconciliación, integración y solidaridad.

Más de 200 personas de 22 empresas llegaron a la zona como parte de un voluntariado, organizado por la ONG ACDI-VOCA, que impulsa el desarrollo de comunidades desfavorecidas.

Los alrededores del municipio de Uribia son un mar de basura en el que se acumulan plásticos y neumáticos y en los que improvisados carteles sobre trozos de madera vieja señalan cada pocos kilómetros la ubicación de una "llantería", como se conoce en la zona a los talleres para reparar neumáticos pinchados.

A media hora de Uribia está la Institución Etnoeducativa Maleiwamana, que traduce "Tierra de Dios", donde tiene lugar el voluntariado "Vamos Colombia".

Los participantes arreglan pupitres, pintan paredes, levantan una choza.

"Para nosotros ha sido una experiencia muy rica, muy linda, y con mucho sentido humano porque nos hemos integrado con personas que no solo vienen del país sino que de otros sitios. Hemos visto que las empresas están interesadas en aportar al país y en ayudar", explicó a Efe la rectora de esa institución, Viviana Constán, parte del clan Epinayú.

El director de ACDI-VOCA Colombia, Ricardo Amaya, cree que el voluntariado "es una intervención integral que busca, además del encuentro de estas dos Colombias, dejar como saldo el mejoramiento de las comunidades educativas".

A esta escuela han llegado más de 60 niños venezolanos que cruzaron la frontera solos o junto a su familia huyendo de la miseria de su país.

Como el pueblo Wayú, nativo de La Guajira, no entiende de nacionalidades, para ellos los venezolanos no son más que hermanos "que nacieron al otro lado" de la frontera.

Uno de ellos es José Cuevas Martínez, que tiene 14 años y lleva tres estudiando en esa escuela.

"Cuando llegué no conocía a nadie, nadie me hablaba. Luego fui conociendo a gente pero no les entendía porque hablo muy poco wayuunaiki (el idioma del pueblo Wayú)", dijo.

Ahora ya es un alumno más gracias a que aprendió esa lengua y al trabajo de sus profesoras.

"Con el tiempo fui entendiendo y comunicándome con los paisanitos de aquí. En dos semanas ya tenía amigos", concluyó tímido.

En el voluntariado en La Guajira también participó la Agencia de Reincorporación Nacional (ARN), que se dedica a reinsertar a la vida civil a antiguos guerrilleros o paramilitares.

Entre 2000 y 2004, Elmer Henrique Tapia formó parte del Bloque Centauro de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), el mayor grupo paramilitar del país, que se desmovilizó en 2006 tras un acuerdo con el Gobierno del entonces presidente, Álvaro Uribe.

Menudo, rudo, con una barba de tres días negra que apenas resalta sobre su tez oscura y con una quemadura en su brazo izquierdo, Tapia explicó emocionado cómo en uno de estos voluntariados se encontró cara a cara con una de sus víctimas, sobrina de un alcalde al que asesinó el Bloque Centauros.

"Me impresionó. Una cosa es ver lo que hacíamos desde nuestro lado y otro desde los ojos de la víctima", explicó.

Al excombatiente lo que más le impactó del encuentro con su víctima no fue el hecho de conocer su historia, sino que ella lo abrazara.

"Fue el abrazo más sincero que me han dado, y eso me impresionó", manifestó el hombre que ahora se dedica en cuerpo y alma a tratar con jóvenes de su comunidad para que se desvíen de caminos como el que él eligió.

Junto a Tapia también participaron otros dos exmilitantes de las AUC, Aníbal y Ana, y un profesional reintegrador que los acompañó, Isael Torres.

"El aporte que hacemos como personas que queremos un país mejor es vital. La forma de aprender esos valores es vital para la convivencia y para un crecimiento integral de todas las personas", aseveró por su parte Torres, quien destacó la necesidad de que los excombatientes entiendan lo mucho que pueden hacer en sus comunidades como los ciudadanos que son.

EFE

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