Así, con este hacinamiento, se encuentran los presos en la carceleta de la URI.
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Zona Cero

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Cárcel Distrital se niega a recibir presos y aumenta el hacinamiento en la URI

Cincuenta presos con orden de traslado llevan hasta seis meses esperando que sean recibidos en el centro de reclusión.

En una insólita decisión, la Dirección de la Cárcel Distrital se niega a recibir los detenidos con orden de traslado para ese centro de reclusión, lo que a su vez aumenta el hacinamiento que se registra en carceletas de la URI en Barranquilla.

En la práctica, con esta actitud, la Administración de dicha cárcel le viene trasladando, tanto a la Fiscalía como a la Policía, un grave problema que no son responsabilidad de ninguna de las dos instituciones.

Realmente, la recepción de presos se hace de manera selectiva por parte de la Cárcel Distrital, mientras que en la URI permanecen 50 presos con orden de traslados, esperando ser recibidos allá.

Adicionalmente, otros 100 presos cuentan con orden de traslados para las cárceles Modelo y la Penitenciaría de El Bosque, pero tampoco son recibidos en esos centros debido al paro que adelantan los trabajadores del Inpec.

Visita de la Defensoría del Pueblo para verificar hacinamiento en las carceletas.

El Inpec, por su parte, asegura que no estando en paro la Cárcel Distrital, estaría obligada legalmente a recibirlos, porque está en capacidad de hacerlo, ya que cuenta un área suficiente y superior a los 40 metros cuadrados en donde se encuentran hacinados 159 presos, quienes desde hace más de seis meses prácticamente están sin ver sol.                  

Bajo esas condiciones, la Distrital se constituye en la mejor opción para adecuar un sitio a los presos pendientes de traslado                
                          
A la grave situación de hacinamiento en las carceletas de la URI se agrega otro de carácter humanitario, ya que los familiares de los familiares de los presos se quejan por la alimentación de los mismos.

En la mayoría de los casos los familiares llevan 6 meses llevándoles la comida, que a veces ni siquiera le llegan a los destinatarios, a lo que se suma el hecho de no poder verlos, lo que violaría sus derechos constitucionales teniendo en cuenta que ellos gozan de la presunción de inocencia.