El dique carreteable en Puerto Velero.
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$73 mil millones, inversión ambiental para Impulsar el desarrollo del Atlántico

Este martes 25 de abril la CRA hará la rendición de cuentas.

El departamento del Atlántico ha mostrado importantes avances en materia de infraestructura que poco a poco, junto a su capital Barranquilla, han abierto las puertas a la inversión extranjera, perfilándose como uno de los de mayor desarrollo, lo que ha sido posible por el concurso de varias entidades tanto del sector público y privado.

El desarrollo sostenible ha sido un reto que obligó a trazar una hoja de ruta en lo ambiental y los últimos años son concluyentes en este sentido, lo que invita a hacer un repaso por los avances que se han dado en esta materia, más aún cuando se anuncia para este martes 25 de abril, el acto de rendición de cuentas de la Corporación Autónoma Regional del Atlántico -CRA-, entidad responsable de velar porque este desarrollo vaya de la mano de estrategias de sostenibilidad de los grandes proyectos que aquí se están ejecutando, garantizando la mitigación de las afectaciones asociadas al cambio climático y a otros factores ligados al comportamiento humano que pueden llegar a ocurrir hacia futuro.

En este sentido, vale la pena preguntarse ¿Cuál es el papel que ha jugado la CRA con sus ejecuciones?

Dique carreteable en Puerto Velero

El año 2016, cerró con logros para el Atlántico, impulsados desde la Corporación, con inversiones que superaron los 73 mil millones de pesos. La construcción del dique carreteable paralelo a la línea costera de Puerto Velero en el municipio de Tubará,  como estrategia de mitigación de los efectos del cambio climático en la zona costera, generó un impacto positivo no solo para el Atlántico, sino para la Región Caribe, al fortalecer el que hoy es un destino turístico para muchas personas provenientes de todo el país.

En Puerto Velero, se reactivó el turismo mejorando las actividades asociadas a este importante sector de la economía del Caribe, del cual dependen cientos de familias. Aunque la inversión inicial fue de 10 mil millones de pesos, en ejecución de la CRA y el Departamento de Prosperidad Social, en esa vigencia la CRA adicionó $988 millones para garantizar la sostenibilidad del proyecto, resolviendo una problemática que restaba competitividad a la Región.

Arroyos en Barranquilla

Otra de las inversiones tienen que ver con la contribución que hizo la Corporación al desarrollo de la ciudad de Barranquilla, con $320 mil millones para financiar la canalización de 7 de los arroyos más peligrosos de esta ciudad, desembolsando $22 mil millones en el año 2016 y el resto se desembolsará en vigencias futuras. Un aporte que dio un enorme impulso al Alcalde Alejandro Char, al contribuir con la canalización  de los arroyos: Hospital, la calles 75 y 76, la 21, carrera 65, calle 58 y calles 91 y 92.

La solución al problema había sido un anhelo de los barranquilleros, que por décadas dejó incalculables pérdidas materiales y humanas. Aunque este es uno de los proyectos más trascendentales de la Alcalde Alejandro Char, se destaca el interés de la autoridad ambiental departamental en su propósito de respaldar al mandatario local, para hacer realidad el sueño de una Barranquilla sin arroyos, y aunque poco se ha reconocido a nivel mediático esta inversión, se convirtió en una de las más relevantes que ha realizado esta Corporación.

“Hemos jugado un papel fundamental en el desarrollo de la Región Caribe, apuntando a las grandes obras, esas que para los ciudadanos eran imposibles de resolver y a las que nunca se les había prestado atención. Las atendimos, escuchamos el clamor ciudadano y hoy nos llena de satisfacción aportarle a un departamento fortalecido, con mayores oportunidades de desarrollo frente a la posibilidad de atraer más inversión para esta zona del país”, destacó su director Alberto Escolar Vega.

Malecón en el embalse El Guájaro

Se refiere a obras como la construcción de 2 kilómetros de muro malecón en el embalse El Guajaro, realizado para contener las aguas pero pensado en mejorar el entorno y la calidad de vida a los habitantes de los corregimientos de La Peña y Aguada de Pablo, quienes por más de 20 años sufrieron la inclemencia del humedal, cada vez que se desbordaba arrasando con todo a su paso.  

Como ésta, otras acciones de la Corporación han devuelto la tranquilidad a muchas familias, asegura su director, quien sin duda dio un giro enorme a lo que ha sido el accionar de la cartera ambiental en los últimos cinco años, sin dejar de reconocer que falta mucho por hacer y por atender en toda su jurisdicción.

Obras de canalización en el arroyo El Salao.

Lago El Cisne y El Salao

En este mismo sentido, el proyecto de recuperación integral de la ciénaga El Rincón o Lago El Cisne, en el municipio de Puerto Colombia también se menciona dentro de esas acciones que han transformado sectores que por años estaban en completo abandono. Aquí, se hizo toda una obra de biotecnología de punta, con el llenado artificial de este humedal a partir de un proceso que viene desde el arroyo León, pasando por un tratamiento de sus aguas hasta llegar al cuerpo de agua. Hoy, es objeto de investigaciones académicas como un laboratorio abierto desde el Atlántico para el país, además del interés que ha despertado desde otras regiones como ejemplo a replicar.

Otra gran problemática que llegó a su fin con las ejecutorias de la Corporación, es la del temible arroyo El Salao del municipio de Soledad, que por años arrasó con muchas viviendas y se apoderó de la tranquilidad de sus habitantes. Hoy, se adelanta la canalización de 2.100 metros lineales de 3.700 que serán construidos y que desde ya pone fin a la angustia de los soledeños.

Zonas de conservación

Por otro lado, como estrategia de mitigación ante las consecuencias de los cambios del clima, se proyecta declarar dos nuevas zonas potenciales de conservación con alto contenido de biodiversidad, que corresponden al Ojo de agua (Caracolí, Malambo) y el Triángulo de la Reserva (Tubará). Esto para sumar a las más de 2.900 hectáreas de bosque seco tropical, ya declaradas como áreas de conservación y reserva ecológica, creando una conectividad entre Lurisa (Usiacurí), Rosales (Luruaco) y Palomar en Piojó.

Por décadas, el Departamento había estado rezagado en esta meta. Este ha sido uno de los proyectos bandera del director Alberto Escolar y tal vez uno de sus mayores retos a nivel profesional, impulsar la declaratoria de áreas protegidas. Seguramente, porque su experiencia en el sector, lo obliga a pensar en que esta es una de las principales fortalezas que puede tener una región para afrontar lo que se viene en materia de variabilidad climática.

Estaciones de monitoreo

Desde el año 2016, con una inversión de la CRA que supera los 1.200 millones de pesos, el Atlántico cuenta con una red departamental de monitoreo de la calidad del aire y se encuentra en el proceso de recopilación y captura de la información a fin que pueda ser procesada por parte de la CRA para la toma de decisiones en materia de contaminación atmosférica. Son siete instaladas: 2 en Soledad, 2 en Puerto Colombia, 2 en Malambo y 1 Luruaco.

Lo anterior, reviste especial importancia este logro para la Región Caribe, ya que de 168 estaciones de este tipo instaladas en el país y avaladas por el IDEAM, los equipos del Atlántico, se encuentran dentro de los 30 mejores en tecnología e innovación.  

Los problemas ambientales suponen agilizar el desarrollo de proyectos a corto y mediano plazo, todos con una urgencia de que cada una de las acciones no solo garanticen la sostenibilidad en el tiempo sino que apunten hacia la mitigación de cualquier afectación de nuestros recursos naturales, asegurando que todas los actores contribuyan a cumplir con el compromiso adquirido con el Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Luis Gilberto Murillo, cuando de manera enfática expresó en su más reciente visita a esta ciudad que “Barranquilla requiere medidas urgentes frente al cambio climático”, lo que por supuesto se extiende a todo el Departamento. La Corporación, por su parte tiene el enorme reto de cumplir a cabalidad con la ejecución de un plan de acción que hace referencia a un Atlántico, frente al cambio climático.

 

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