“Esto es muy bello. Este malecón sobre el río tiene un paisaje muy hermoso que estamos disfrutando al máximo”, esto dijo a Zona Cero con emoción el turista puertorriqueño Paulo Mayalez durante el Festival del Río que se desarrolla hasta el 3 de agosto.

Como él cientos de turistas y delegaciones que llegan a los Juegos Centroamericanos y del Caribe se han tomado esta obra que da la cara al río como un lugar para relajarse, tomarse algo y comprar artesanías locales.

“En Barranquilla se ven paisajes muy diferentes a mi país y es una ciudad donde me han atendido de forma hermosa y con amabilidad”, expresó Luis Alexandré Mendez, turista de Belice.

Un total de 40 stands con variada oferta que incluye accesorios, café, dulces, ropa, artesanías y demás productos de emprendedores locales hacen parte de la muestra que pueden adquirir los visitantes.

Entre los locales se destaca de la familia Cáceres, que es uno de los más visitados por la variada gastronomía que ofrecen.

“Los dulces son los más apetecidos entre ellos el de leche con coco, caballito y alegría son los que más se venden”, comenta Roxana Cáceres, propietaria del negocio.

Todas las tardes habrá programación musical en dos tarimas gigantes con vista al río en las cuales se presenta gran variedad de muestras folclóricas, grupos musicales y orquestas.

Este jueves en las tarimas se presentará el Circuito Coral Alberto Carbonell, dedicado al fallecido músico y compositor, que contará con la participación de más de 10 coros locales que interpretarán canciones alusivas al Caribe colombiano.

Una calle completa alberga un Gran festival gastronómico que cuenta con  diez  camiones Food Trucks ofreciendo la mejor cocina con precios al alcance de todos.

Participan: Nena Lela pasta y pizza- Parrilla & alitas Cajun. By Guillo Mendoza.Nacho’s  postres.- Maio &  feed And fit by Mailia. -Donde mama. Típico. -Mareta. Cócteles ye ensaladas de mar-Take Away sushi- Groso Burger & hot dogs-  Burger & hot dogs- Anónimo by Federico Master Chef - Deli Asia lumpias y cocina filipina.

Por Lina M. Robles