El recién remodelado Estadio Romelio Martínez.
El recién remodelado Estadio Romelio Martínez.
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Zona Cero

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Paradoja barranquillera: Destino deportivo, con escenarios bajo riesgo carnavalero

Pese a que la ciudad dio pasos agigantados para ser la Capital Deportiva de Colombia, la sombra de los eventos sociales es amenazadora.

Cuatro años de esfuerzos dirigenciales, económicos, de ingeniería y construcción están en riesgo de irse a la nada por los cuatro días de Carnaval. Nuevamente, los escenarios deportivos de Barranquilla están a punto de convertirse en super pistas de bailes, muy lejos de ser los espacios dedicados a la virtud deportiva.

Para nadie es un secreto de la construcción de los nuevos y remodelados estadios de Barranquilla es una de las grandes herencias que dejaron los Juegos Centroamericanos de 2018 a la ciudad, a sus habitantes y a los deportistas.

Sobre todo a las futuras generaciones que no tendrán que pasar por lo mismo que las más recientes: una ciudad sin estadios en condiciones para la práctica del más humilde de los deportes.

Todo esto ha servido para que la ciudad haya sido proclamada como la nueva capital deportiva de Colombia. Es más, en la reciente semana, una comitiva de Procolombia, con diferentes directivos de federaciones y organizaciones deportivas internacionales, visitó los nuevos estadios para promoverla como destino deportivo.

“Visitamos las instalaciones deportivas, están excelentes y de gran nivel. Quedé encantada con el Complejo Acuático y el imponente estadio Metropolitano”, manifestó en el marco de esa visita la Confederación de Voleibol de República Dominicana, Riquel Matos.

Sin embargo, a medida que la ciudad gana y gana más posicionamiento a nivel internacional como posible sede de torneos de gran nivel, parece que no ha olvido su clase dirigente  el vicio de utilizar las cosas del deporte para lo que que nunca deberían ser: para las fiestas de Carnaval.

A esta altura parece quimérico siquiera plantear protesta a la organización de Carnaval SA, la cual poco a poco se ha ido adueñando del espectáculo, cada vez más invasivo, cada vez menos popular. Es que resulta muy fácil organizar un evento con los escenarios prestados y sin invertir nada en su cuidado.

El estadio Romelio Martínez, joya arquitectónica de la ciudad que no tendrá ni un año de reinaugurado para las fiestas y que desde ya fue anunciado como sede del Festival de Orquestas para el Carnaval 2019, cambió la orientación de su cancha para poder ser un estadio moderno. Sin embargo, los organizadores del evento carnestolendico no cambiaron la suya sobre cómo organizar la fiesta.  

El escenario, que año tras año, antes de su cierre, tuvo que padecer los pisotones de miles de aficionados durante la larga jornada de concierto que ofrece esta actividad desde ya llora por saber la triste suerte que le espera.

Pese a las medidas que todos los años anunciaban, de un tapete especial para proteger la grama, del extremo cuidado para acomodar la gente, de las pólizas de responsabilidad para que la gramilla sea reparada en caso de cualquier afectación, el resultado siempre era lo mismo, la grama destrozada y cualquier disfraz para no responder.

Fueron decenas las veces en que el estadio debió ser cerrado semanas luego del evento para tratar de recuperar la grama. Siempre fue la misma comparsa de excusas y el mismo baile para un escenario que ya estaba tan condenado a desaparecer que no tenía doliente.

Sin embargo, para la presente campaña carnavalera, al ser anunciado el Romelio como una de las sedes de los eventos, la ola de inconformidad se levantó como la ‘Gran Parada’ y una verdadera batalla de comentarios, y no de flores, se propinó entre los ciudadanos. Nadie quiere que en medio del bailoteo al estadio le pueda suceder alguna afectación, tanto a su grama como a su estructura.

La dua que queda es si Carnaval SAS, una empresa privada y legalmente constituida, que año tras año recibe millones de pesos para la organización de la fiesta, ¿No le habrá llegado la hora de iniciar el proyecto de la construcción de su propio escenario?

Un sitio donde pueda realizar, sin afectar el patrimonio público, los Festivales de Orquestas, Coronaciones de Reinas, Lecturas de Bando, y todo otro evento que se quieran inventar para la temporada.

Un recinto donde puedan albergar a todo público, que ellos mismos mantengan y que sea para eso puntualmente, en vez de afectar a los que son los del deporte y que se mantienen con el bolsillo de cada barranquillero, sea amante o no de las fiestas de Baco.

Mientras tanto, al parecer va seguir la comparsa del desorden con los escenarios deportivos. Una inversión, en conjunto a todo lo que se puso para los Juegos Centroamericanos y del Caribe, que estuvo por el orden los 500 mil millones de pesos.

Al Romelio Martínez lo van a volver a voltear, esperemos que el Complejo Acuático Eduardo Movilla no se vuelva un Festival de la Cerveza, que el Palacio de combates Sugar Baby Rojas no termine noqueado en medio de una pelea de maizena y que el diamante del estadio Édgar Rentería no acabe en el cajón de Joselito.

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