Michael Rangel, Lewis Ochoa y Léiner Escalante fueron suplentes durante gran parte del semestre.
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Hansel Vásquez.

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Junior y su primer semestre del 2017: el paso a paso de un rotundo fracaso

Diseñado para ser un éxito deportivo y económico, terminó por ser un desastre en todos los sentidos.

‘Papá’, en Barranquilla no te aguantan un fracaso más. Lo que fue pensado y puesto en el papel de los supuestos como un semestre que quedaría en la memoria de la afición de Junior, terminó por ser un cruel sufrimiento que todos están dispuestos a olvidar. 

Paradójicamente, aunque todo el mundo quiere tirar por la borda el recuerdo de los seis meses de desastre que resultó siendo el equipo barranquillero, nadie está dispuesto a perdonar los errores cometidos y las malas actuaciones de jugadores que llegaron con gran cartel. 

Y es que lo de Junior golpea doble, pues la forma como se comenzó a articular la participación en Copa Libertadores, Liga Colombiana y Copa Colombia parecía prometer cosas muy positivas. 

Madrugaron, pero no ganaron tiempo 

Junior comenzó a trabajar en el armado del equipo y en su recomposición institucional desde mediados de diciembre del 2016. La tarde del viernes 16 de ese mes se tenía confirmada la llegada de los cuatro primeros jugadores, Jonathan Ávila, Robinson Aponzá, Héctor Quiñones y Rafael Carrascal, y a la postre todos terminaron siendo ignorados en el remate de la campaña. 

Esa misma tarde llegó al cargo de presidente el actual máximo ejecutivo del club, Antonio Char Chaljub, quien apuró el paso para la contratación de un nuevo entrenador, al enterarse apenas tres días después que su elenco tendría participación en la segunda fase previa de la Copa Libertadores del 2017.

Plantel de Junior para empezar el torneo 2017.

Para tal fin se amarró al técnico samario Alberto Gamero, oficializado como timonel del equipo el martes 27 de diciembre, en acto en un hotel al norte de Barranquilla. “Hemos tenido una conversación con la junta y hemos acordado los refuerzos”, remarcó Gamero ante los medios de comunicación. Para ese momento Lewis Ochoa acababa de firmar contrato una semana antes. También terminaría sin ser tenido en cuenta. 

Tras esto, el jueves 29 de diciembre quedaría vinculado al club Jonathan Estrada quien terminó por ser suplente del equipo y el 3 de enero se cerró la vinculación de Juan Camilo Roa, quien prácticamente nunca jugó, y del argentino Bernardo Cuesta, tal vez el refuerzo que jugó más, pero sin dejar de ser suplente.

Por primera vez en años, Junior llegó a la pretemporada con el plantel ‘totalmente armado’ y dispuesto para pulir todos los detalles antes del debut de Copa Libertadores. Los trabajos habían empezado desde el 2 de enero a las 4:00 de la tarde y los vientos que soplaban eran optimistas. Era la calma, antes de la tormenta. 

No es como se empieza, sino cómo se termina

Y llegó el debut copero: una victoria 1-0 ante el Carabobo de Venezuela como visitante el 31 de enero y la posterior victoria en el partido de vuelta en Cartagena por 3-0, el 7 de febrero, hizo despegar las ilusiones de los aficionados. Ni siquiera la derrota 1-0 ante Equidad en la primera fecha de Liga, el 4 de febrero, en medio de los dos juegos, bajó las elevadas expectativas de la afición. 

Pero las cosas dejaron de caminar más pronto de lo que nadie en el equipo estaba preparado para afrontar. La derrota del sábado 11 de febrero a manos de América de Cali por 3-1 fue el inicio de un camino que poco a poco se fue torciendo.

Cinco días después, Junior apenas le alcanzó para vencer 1-0 a Atlético Tucumán en la ida. Tras eso encadenó la racha de derrotas que comenzaron a mostrarle la puerta de salida con una derrota 2-1 ante Alianza Petrolera, y luego la dolorosa eliminación 3-1 en Argentina a manos del Tucumán. 

La eliminación ante Tucumán comenzó a marcar la salida de Alberto Gamero.

Tras empatar agónicamente con el Atlético Huila 3-3, Gamero tambaleaba al frente de la dirección técnica de un equipo que no daba señas de vida. Pronto los rumores de división en el camerino se hicieron presentes y una ola de rumores se hizo sentir en la ciudad. Audios de inexplicable procedencia en redes sociales hablaban de una “rosca” liderada por referentes del plantel en contra del samario. 

Luego de eso, empató 3-3 con el Once Caldas de visitante y en la fecha de clásicos le dio un respiro a la afición con un 3-0 ante el mismo rival. Pero como dicen por allí, el enfermo mejora para morir.

Una derrota 2-1 ante Jaguares puso punto final a la corta era Gamero. El domingo 26 de marzo, con un comunicado de prensa y casi tres meses exactos después de su presentación, Gamero y todo su cuerpo de asistentes fueron relevados por unos directivos ansiosos de poder salvar al menos la Lga. 

Gamero se fue de Junior sumando una victoria en el torneo local, con tres empates y cuatro derrotas, ajustando solamente 6 puntos y atascado en la casilla 19 de las acciones, para un rendimiento apenas del 25%.

Escoba nueva no barrió muy bien

Casi como si se tratara de un mal chiste, al rey muerto, el rey puesto no fue otro que Julio Avelino Comesaña, quien por séptima vez llegó al Junior para ser su director técnico. Su nuevo ciclo comenzó el jueves 30 de marzo, un día después del empate 1-1 con Millonarios. 

Desde el primer momento Comesaña se preocupó por devolver la moral a sus dirigidos. Pero la cosa no funcionó como se esperaba, tras una sufrida victoria 2-1 ante Cortuluá. Luego llegaron las derrotas 1-0 ante Tigres en Bogotá, 3-1 con Deportivo Cali en Palmaseca y 2-1 ante Atlético Nacional en Medellín. 

No fue sino hasta el 30 de abril que volvió a probar las mieles de un triunfo, al derrotar 2-0 a la escuadra alterna del Deportivo Independiente Medellín. Luego enganchó otro mal resultado perdiendo 1-0 con Independiente Santa Fe, para luego alcanzar un triunfo 3-1 ante el Atlético Bucaramanga. 

Julio Comesaña llegó para ocuparse del equipo.

Sin embargo los resultados que a veces aparecían no eran lo suficiente para que la gente retomara la confianza, principalmente por la falta de buen juego del equipo. A esa alturas, el único refuerzo que tenía continuidad era el volante Leonardo Pico. Era claro que los criterios para contratar los jugadores fueron fracasos totales

Tras esto una derrota de visitante ante Águilas de Rionegro por 1-0 y la victoria por el mismo marcador ante el Deportes Tolima marcaron la recta final del torneo, que finalizó para los barranquilleros con un triunfo 2-1 ante el Deportivo Pasto. 

Conclusiones de una debacle 

Aunque la llegada de Comesaña maquilló finalmente el horror del primer semestre, la verdad es que Junior terminó en saldo rojo en todos los sentidos. De un lado, en materia económica la inexistencia de taquillas y tan solo cuatro partidos en Copa Libertadores dejaron en el aire las cuentas trazadas por el equipo a principio de año. 

Esto hace que las arcas queden debilitadas tras la gran cantidad de jugadores contratados y lo pagado a Gamero y su cuerpo técnico tras su despido. Lo peor de todo, es que esta falta de liquidez será uno de los motivos de que muchos jugadores de bajo nivel se queden. No hay como pagar las indemnizaciones de su contrato. 

En lo deportivo, Junior acabó en la casilla 12 del torneo, con tan solo 23 puntos. Es decir el 38% de las 60 unidades posibles en las 20 jornadas del campeonato. Los barranquilleros lograron marcar 25 goles y recibieron 26, para terminar con una diferencia en contra de -1. Todo un despropósito

En materia individual varios nombres terminaron perdiendo el respaldo unánime que exhibieron por parte de los hinchas en otros años. Casos puntuales como el de Sebastián Viera,  Andrés Felipe Correa y Roberto Ovelar, quienes fueron blanco de fuertes críticas en varios momentos del campeonato. 

Édison Toloza fue el más destacado de un paupérrimo semestre.

Si se tuviera que destacar a alguien, por increíble que suene, ese sería Édison Toloza. El atacante siempre fue el candidato número uno para irse del elenco y ahora es el jugador de rendimiento más claro y parejo en el semestre. Logró marcar 6 goles en 19 partidos, siendo su mejor semestre en varias temporadas. Esto en sí, es un termómetro de la actuación del elenco. 

Al final de cuentas, aunque se espera un ‘barrejobo’, lo cierto es que la cantidad de nombres que saldrán y llegarán en próximos días no es muy alto. Dice el adagio que ‘el palo no está pa’ cuchara’ y así están las cosas en Junior. Los movimientos que se adelantarán son con pinzas. 

Lo único cierto es que el tiempo apremia y Comesaña cargará de ahora en adelante con una bomba de tiempo. Los buenos torneos de Alexis Mendoza y sus puntos logrados llegando hasta finales se irán evaporando y las cuentas en la lucha por el descenso podrían aparecer. 

De otro lado, los aficionados de Junior no le perdonan otra mala campaña. Van 11 campeonatos sin poder levantar un título de liga y el maltrato de los resultados y la actitud de los jugadores en el campo dejaron una herida sangrante que solo se cerrará con triunfos.

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