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Jugadores de Junior festejan la octava estrella.
Jugadores de Junior festejan la octava estrella.
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Cristian Mercado.

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Junior en el 2018: la octava estrella llegó con el deseo de la gloria continental

La Copa Libertadores es la gran meta para la temporada 2019.

El 16 de mayo de este 2018 la afición juniorista recibió uno de los más fuertes golpes del año. Tras haber estado unas semanas atrás a punto de haber eliminado al pomposo Boca Juniors de Argentina en el Metropolitano, terminaron siendo goleados por Palmeiras en Brasil y siendo eliminados de la Copa Libertadores.

Casi siete meses después, otra amargura internacional, pero con ribetes completamente diferentes, se metió en el corazón de los hinchas rojiblancos tras ver caer al equipo ‘Tiburón’ en la final de la Copa Sudamericana ante el Atlético Paranaense, en la que fue la primera gran final internacional de los barranquilleros.

Más allá de no haber logrado el resultado internacional que se esperaba, un robustecido equipo saldrá a buscar en el 2019 lo que hace cuestión de un año parecía lejano y que ahora parece una opción concreta: lograr un trofeo internacional para las vitrinas del equipo.

La historia empezó hace varios años atrás. Más puntualmente en 1994, cuando el equipo liderado por Carlos ‘el Pibe’ Valderrama, Iván Valenciano y Víctor Pacheco lograron llegar a las semifinales de la Copa Libertadores. Fue la semilla que originó un sueño que 24 años después apenas comienza a germinar.

Una década después de esa gran incursión internacional, en 2004, Junior tuvo su primer contacto con la Copa Sudamericana. En esa primera oportunidad, llegó hasta los cuartos de final donde, coincidencialmente, fue otro brasileño, el Internacional de Porto Alegre, el que lo dejó fuera del torneo.

Evidentemente, Junior nunca había tenido, más allá de esas dos experiencias el gen internacional. El escenario de la Copa Sudamericana se convirtió en la oportunidad de evolucionar para los barranquilleros y año a año, e ir adquiriendo ese ‘pedigrí’ internacional que siempre había faltado.

Así las cosas, este sufrido Junior llegó a segunda ronda en el 2015 y fue eliminado por el Deportes Tolima, luego en el 2016 llegó a los cuartos de final siendo descartado por el Chapecoense de Brasil, luego a las semifinales en el 2017 perdiendo ante el brasileño Flamengo y ya en 2018 la mentada final ante Paranaense que llegó hasta los cobros del punto penal.

Luego de un proceso que se ha venido llevando en la segunda mitad de esta década, Junior está más cerca que nunca de poder aspirar y lograr el sueño internacional. Y como siempre, su afición quiere hacerlo a lo grande: pensado en la Copa Libertadores del 2019.

La estrella ganada en Medellín, la octava de los ‘Tiburones’ en su historia, ratificó lo que todo el mundo ya sentía. El conjunto de la ‘Arenosa’ es hoy en día el equipo que mejor juega en Colombia, uno de los que más goles anota, de los que menos recibe y de allí que se comienzan a cimentar las aspiraciones. Pero no es el único motivo.

El arquitecto de esta fase final de encumbramiento internacional, sin dudas, fue Julio Comesaña. Repartido en sus ciclos séptimo y octavo, comenzó a amalgamar una serie de conceptos en sus jugadores, que se fueron afincando hasta lograr un equipo sólido, eficiente y estético.

Sin embargo, Julio Avelino tomó otro rumbo para el 2019 y dejó el barco. Pero eso sí, el nuevo timonel, Luis Fernando Suárez, un ‘viejo lobo de mar’ lo encuentra casi que totalmente equipado para lanzarse a las aguas internacionales.   

La permanencia de los principales valores del equipo, Sebastián Viera y Teófilo Gutiérrez, se suman a conservar a los jóvenes valores que marcaron la diferencia en el campeonato, como lo son Luis Díaz, Gabriel Fuentes, Víctor Cantillo, Rafael Pérez, entre otro grupo destacado de jugadores.

Hasta ahora, Suárez avanza en poder llenar los vacíos de dos salidas importantes, las de Jarlan Barrera y Yony González, quienes desean dar un salto de calidad en el fútbol internacional. A ellos, buen viento. Faltan ahora los que vendrán para dar el empujón final en procura de los objetivos.

Sin duda, la Copa Libertadores del próximo año evidenciará una revancha con lo vivido hace apenas siete meses. Por paradojas de la vida, Junior debutará ante el Palmeiras, el equipo que lo mandó fuera del torneo este año. Pero no solo los brasileños son el punto de mira, también comparte grupo con el San Lorenzo de Argentina.

Mientras se define al cuarto integrante del grupo, el rumor sudamericano apunta a las preocupaciones de los argentinos y el respeto de los brasileños. Junior ha logrado impregnar ese aroma copero en su escudo. Ahora solo falta demostrar que por algo es así.

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