Luis Díaz cabecea ante la mirada de George Saunders y Cristian Arrieta.
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Cristian Mercado

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Con funesto arbitraje y expulsión, el Junior empató 0-0 con Envigado en el Metropolitano

Cuestionada conducción arbitral del santandereano Ricardo García Becerra.

Otro equipo chico le hizo negocio a Junior en casa, esta vez el Envigado FC sacó un punto al campeón de Colombia, en duelo válido por la séptima fecha de la Liga Águila, que terminó 0-0 y dejando con poco brillo a un equipo local que utilizó a todas sus estrellas este miércoles. 

Los rumores de buen fútbol se esparcieron rápido por las tribunas del Metropolitano. Se supo rápidamente que lo mejor que tenía Junior saltaría a la cancha desde el inicio. La presencia de todos los habilidosos prometió ser un gran espectáculo y un amplio triunfo era lo que esperaban los hinchas. 

Pero solo cuatro minutos bastaron para que el desaliento les saliera de las bocas. En una jugada que no quedó clara, el juez central Ricardo García expulsó a Enrique Serje tras una entrada, que desde la distancia no pareció dura ni para tal acción disciplinaria. 

Pero la suerte estaba echada: Junior y su orquesta de tocadores a cargar todo el partido con uno menos. Quizás allí se marcó la primera victoria de la noche, la victoria del estilo, pues pese a tener uno menos, Junior no traicionó lo que siente. Siguió siendo el equipo tocador, agresivo y encantador de juego preciosista que la gente esperaba. 

Matías Fernández, Fabián Sambueza y Víctor Cantillo se adueñaron de los espacios en la mitad, mientras que Luis Díaz y Teófilo Gutiérrez se ocuparon de conectarse con los tres cerebros. Había juego interesante en la cancha. Era, incluso, divertido verlos jugar.

A los 15 minutos, los rojiblancos tuvieron su gran oportunidad de irse en ventaja, cuando en una jugada de tiro libre, tras una consulta con su asistente, el juez García sancionó un tiro penal por mano de un jugador en la barrera envigadeña, al cobro de un tiro libre de Sambueza. 

Frente  la pelota Luis Narváez, uno músico de reparto donde había tanto solista principal, que quería robarse las palmas. Al final, silencio, tras una ejecución tan imperfecta que permitió la atajada del portero Jefferson Martínez, para preservar el 0-0 en el marcador. 

La lección que iba quedando evidente era, que sí, es muy divertido ver jugar a Junior. Pero ninguna diversión compensa en el fútbol el no marcar goles. Un Envigado con juicio y despliegue físico fue reduciendo las ideas del equipo, que a pesar de su estética no lograba amalgamar opciones de riesgo. 

Solo  a los 33 minutos un  disparo desde fuera del área de Díaz pudo llevar un peligro real al arco visitante, mismo que fue atajado por el portero Martínez al tiro de esquina, para espantar el riesgo. 

El final del primer tiempo dejó un 0-0 en el marcador que poco sabía, pese al desempeño del equipo que con uno menos sostuvo la pelota. El entrenador Luis Fernando Suárez tendría de descifrar a su rival con solo 10 hombres en el campo para  buscar el triunfo en los 45 minutos finales. 

El inicio el complemento tuvo tintes inciertos. El Envigado se acercó con peligro a la portería de Sebastián Viera, quien en doble oportunidad se vio exigido al fondo para contener los tiros de larga distancia de un equipo que no venía por las ramas cuando encontraba la oportunidad de disparar. 

A los 67 minutos, nuevamente un tiro libre fue la carta de presentación de Junior para romper el sopor de un partido que perdió calidad en el segundo tiempo. Matías Fernández tomó la responsabilidad y probó suerte con un potente derechazo al palo del arquero, que rechazó la bola. 

El tiempo se le vino encima a Suárez, que pendiente a los compromisos del futuro tuvo que desarmar a ese equipo ideal que tenía en la cancha. Sambueza, Teo y Matías tuvieron que ir saliendo, a de uno, para dejar campo a Sebastián Hernández, Luis Carlos Ruiz y James Sánchez, respectivamente. 

A los 83 minutos fue Viera el que trató de solucionar el problema del equipo, al ejecutar un tiro libre que se fue rozando el travesaño. El disparo tocó el techo de la cabaña, pero la pelota no bajó para convertirse en tanto. Los arcos seguían inmaculados y ya el desespero se sentía en el ambiente. 

Tres minutos finales de adición no fueron suficiente para para que el equipo finalmente pudiera conseguir el gol de la victoria y el equipo rojiblanco terminó con otro empate, con sabor a poco en casa, y con un equipo chico que terminó siendo más fuerte y contundente que su rival. 

Ahora, el equipo ‘Tiburón’ se desplazará a Manizales para el duelo de este sábado ante Once Caldas, por la octava fecha, buscando los puntos que nuevamente se le escaparon en casa y para llegar con un buen resultado al partido del Miércoles de Ceniza, donde debutará en Copa Libertadores contra Palmeiras..

 

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